Una peculiar amistad
Cuando Jane (Dree Hemingway) se muda a la nueva casa que comparte con un par de amigos, decide darle un toque personal a su habitación comprando distintos artículos en ventas de garaje. Así es como conoce a Sadie (Besedka Johnson), una huraña anciana que le vende un termo usado, por el que no aceptará devoluciones. Sin embargo ese termo contiene dinero que Jane pretende en un principio devolver a su dueña, pero cuando ella rechaza el objeto (sin saber del dinero), Jane se sentirá obligada a ayudarla, y así entablarán una particular amistad.
Con la estética y reglas de la clásica película indie (tomas de cámara en mano, poca música ambiental y sí mucho sonido directo, una escueta producción, escenarios reducidos, entre otros detalles), el filme ahondará en las vidas de cada una de las dos protagonistas, especialmente en la sórdida vida de Jane, una debutante estrella porno. De ahí el juego de palabras del título, que por un lado se refiere a una estrella “menor” en el ambiente del espectáculo, y por otro es el nombre del perro mascota, y única compañía, de la joven.
Sobria, por momentos de ritmo algo lento en el avance de la relación entre las dos mujeres, el defecto de esta película es no tener muy en claro qué es lo que quiere decir o contar más allá del encuentro de dos personalidades aparentemente tan opuestas. Una relación que comienza algo forzada por la culpa, y termina siendo lo más cercano a un salvavidas para dos personas con una gran soledad existencial, a quienes les cuesta entablar relaciones profundas con otras personas.
Las actuaciones son correctas, justas para lo que sus roles demandan, y el filme arranca con una interesante propuesta. Sin embargo el guión no logra ir mucho más allá, y se queda girando sobre esa misma idea toda la película.