La sinfónica de Steve Jobs
Cínico, obsesivo, egocéntrico, visionario y megalomano. Sí, se trata de Steve Jobs “de punta a punta” (como él hubiese querido, según sus criterios de compatibilidad de software a la hora de lanzar productos al mercado) comiéndose una película hecha a su medida, que lo muestra tal cual fue, aunque vigorizado por la espectacularidad y precisión concentrada que una superproducción hollywoodense puede brindar.
La antesala a sus presentaciones más famosas en materia de computadoras para uso hogareño (que terminasen dándonos aquellas imágenes que mas recordamos de él, por ejemplo usando esas horrendas poleras de cuello de tortuga) es el disparador para mostrar de manera extrema su meticulosa y obsesiva personalidad que lo hacía preocuparse hasta por el más mínimo detalle, su cinismo a la hora de convertirse en un visionario que iba más allá de todo incluso cuando todas las señales le indicasen que estaba equivocado y cómo, este estilo de actitudes entorpecía sus relaciones interpersonales, especialmente la que mantenía con su hija, Lisa.
Resulta que al bueno de Steve, en las presentaciones se le juntaba el ganado y cual fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras, era interpelado por los personajes que lo rodeaban y presionado para dar explicaciones aunque en general, saliendo indemne gracias a su férreo apego a la lógica y a su singular y pretenciosa cosmovisión. Cosmovisión qué pasional, lo llevaba a ser meticuloso hasta el ultimo detalle alcanzando el pináculo, en cada presentación publica de sus creaciones. Su visión de entender a la informática como una obra de arte renacentista capaz de cambiar el mundo, sus ganas de que este nuevo mundo sea tal cual el lo imaginó y no una versión pauperizada que podrían ofrecer sus competidores, los cuestionamientos respecto a su real talento y su intención de convertir a las computadoras en accesibles para ser usadas de manera intuitiva por cualquier persona, son temas que también se presentaran de manera explicita, a lo largo de la película.
Sin embargo el tema que resultará más interesante en la obra es la relación que mantiene con su hija y la pregunta por la compatibilidad que debiera existir entre el genio creador multimillonario y el hombre común incapaz de mantener una relación mas o menos normal con quien debiese ser la persona más importante de su vida.
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La sinfónica de Danny Boyle
La mano de Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog Millionaire, 127 horas) se nota desde la primera escena y su narrativa no baja nunca el ritmo ni da respiro hasta el final. Ritmo qué veloz, se amalgama de manera muy interesante con los abundantes diálogos del guión. Básicamente se trata de una obra de teatro (pocas locaciones, no tantos personajes y muchos diálogos) con una dinámica de película de acción.
El director maneja los hilos armoniosamente y la musicalización sutil, de orquesta sinfónica, enmarca de manera magistral el recorrido de la historia. El guión (basado en el libro “Steve Jobs” de Walter Isaacson) escrito por Aaron Sorkin es preciso e inteligente. Como indicamos, tomar de disparador las presentaciones qué estresantes, sacaban lo mejor y lo peor de Jobs simultáneamente y usarlas para mediante contundentes diálogos condensar y explicar la vida del sujeto, es una decisión acertada y no tan fácil de llevar a cabo. Parecía una obviedad convocar al guionista de Red Social (la historia de Mark Zuckerberg, el creador de Facebook) para escribir la historia de un programador multimillonario y que otra vez, esta resultase entretenida. En este caso la jugada salió bien.
Párrafo aparte para el elenco actoral. Michael Fassbender está a la altura del difícil desafío y es amo y señor de la escena, como podría esperarse para una película que basada en un personaje en particular, lo tiene en pantalla todo el tiempo exigiéndole mostrar todas sus defectuosas facetas, además de intercarlas entre sí. Puntualmente el papel de Kate Winslet como asistente de Steve es tan fundamental como descollante y es el que al final del día resulta mas impresionante. También el de Jeff Daniels como empresario de Apple que con menos tiempo, logra destacarse con gran importancia.
No siempre reunir a un dream team para una superproducción hollywoodense, resulta bien. Esta vez el resultado fue más que satisfactorio.
Considerando el physique du rol de los interpretes, la dinámica sostenida y siempre veloz de la narrativa elegida para el film y la precisión de los diálogos para que todo lo referido al personaje de Jobs cuadre a la perfección, se da el axioma que determina que “decir que una película está basada en hechos reales es afirmar que pasó mas o menos así pero con gente fea”. En verdad no hay que esperar ver una pelicula que tenga un gran compromiso con el realismo y una adecuación exacta a como fueron los hechos. Los hechos están y son narrados pero de modo hollywoodense y abrazándose a la idea de realizarse como mera ficción, sin temerle a la espectacularidad. Y eso también, está bien. Termina siendo una buena elección y nos hace pensar que la diferencia entre los hechos reales y el ritmo de la película, es tan grande como la existente entre el físico de Steve Jobs y el de Michael Fassbender. Por ultimo, tampoco tendremos que esperar de la misma, una gran intencionalidad didáctica que nos expliqué paso a paso como fue la carrera del hombre: esta estará enfocada más bien, a contarnos la extraordinaria personalidad del personaje en sí.
Ante una pregunta tácitamente formulada que en algún modo sobrevolaba en torno a las expectativas previas que generaba la producción de la película en sí, la respuesta es:”Sí”. Esta es la película sobre Steve Jobs que nos merecemos tener.