Una película extraña, que se presenta como una comedia de humor negrísimo pero también apela a un episodio real de violenta discriminación, en una unión no muy perfecta de materiales. Por un lado, Georges Clooney rescata un viejo guión de sus amigos los hermanos Joel y Ethan Cohen, a eso le suma un hecho real ocurrido en Levittown, Pensilvania. Una familia afroamericana se muda a un barrio de blancos y es violentamente agredida por los “perfectos ciudadanos blancos” que no soportan una intromisión en su perfecto entorno. El guión que firman el propio director, los hermanos Cohen y Grant Heslov mezcla estas dos historias. El humor espeso, inapelable, cruel, satírico, oscuro de los Cohen, y la realidad vergonzante, que es mejor olvidar, de lo ocurrido en un suburbio real. Un incómodo recordatorio, actualizado por realidades vigentes, que le valió al director poca comprensión sobre su decisión de incluirlo en su film. En un barrio perfecto, donde todas las casas se parecen, tiene garaje, césped, comodidades para una clase media emergente después de la guerra que llega a la propiedad privada cumpliendo el sueño americano. El problemita son los vecinos negros a los que se les ocurrió. Mudarse en ese océano de blancos. En la casa de los Gardner Lodge unos matones irrumpen en su perfecta vida, los toman de rehenes, los duermen con cloroformo y se van. En el siguiente paso nos enteramos que la mama de la familia murió por exceso de cloroformo, que su hermana (Julianne Moore interpreta a las dos) se instala en la casa, y muy pronto en la cama de su cuñado, y que la verdad que se brinda muy de a poco los muestra crueles, dispuestos a todo, sin resabios de humanidad. Mientras nos enteramos de la trama policial inescrupulosa y terrible, se desarrollan los violentos episodios para con la familia vecina de afroamericanos. Hay acción, tensión, momentos muy logrados, pero el entrelazamiento entre lo que protagoniza la familia blanca y el horror de los integrantes de la familia negra y sus implacables agresores, hace que el film sea imperfecto. Sin embargo, atrae. Matt Damon como el hombre lógico, capaz de darle una opción abismal a su hijo, con una vuelta de tuerca increíble, es el que toma todas sus decisiones equivocadas, con un tono neutro muy logrado. Imperfecta pero interesante.