Paraiso infernal
Escrita por los hermanos Coen, Suburbicon es una comedia negra ambientada en los años 50 en un pueblo idílico de fantasía donde sus habitantes ocultan todos sus fantasmas, resentimientos y miserias en una fachada de felicidad aparente, naif y con colores pastel. La dirección está a cargo de George Clooney y el elenco protagónico cuenta, entre sus principales nombres, con Matt Damon, Julianne Moore y Oscar Isaac.
Se podría empezar este comentario con los hechos que rodean a la familia protagónica, liderada por Gardner (Damon) y completada por su hijo de diez años, la madre del pequeño y su hermana gemela, cuñada del mencionado Gardner. Sin embargo, la película no está bautizada por el lugar donde transcurren los hechos de casualidad. Suburbicon es un poblado que parece salido de la imaginación de un escritor de relatos infantiles contemporáneos. Todas las casitas son iguales, todas las familias idénticas, todos los autos responden al mismo modelo y marca, todos los jardines están impecables y todos los ciudadanos se saludan con un sonriente “buenos días” que nos recuerda al día a día de The Truman show. Sin embargo, el conflicto logra inmiscuirse. Por un lado, tenemos a Gardner y su prole, quienes una fatídica noche reciben la visita de unos intrusos con intenciones delictivas cuya incursión en casa ajena termina con el asesinato de la esposa de Gardner. Su hijo queda sin madre y será su tía (Moore), idéntica exteriormente a la finada, quien ocupe el rol maternal. Y por otro lado tenemos a los vecinos nuevos, una familia de origen afroamericano que despertará los instintos más racistas y discriminatorios de todo el poblado.
Siempre con esa estética ingenuamente naif y un código humorístico bien negro, la historia destacará por su faceta criminalística para generar interés, sobre todo, cuando haga su aparición el representante de la compañía de seguros (Isaac) y empiece a investigar las ciscunstancias de la muerte de la señora de la casa dado que, convenientemente, su seguro de vida fue aumentado considerablemente hace muy poco tiempo. Todo muy lindo, pero algo falta. Lo que tenemos es un grupo de personajes, protagónicos y secundarios, tan vacíos como esa fachada que su propio pueblo también exhibe. Su verdadera naturaleza aflora a partir de lo que hacen pero sus mativaciones o las repercusiones internas de sus actos son inexistentes. Es como si actuaran por instinto permanentemente y esto da como resultado un relato que se parece más a una concatenación de hechos (algunos aislados, como la línea argumental de la familia afroamericana que recibe el odio de todos y nunca se vincula con la otra historia más que por su proximidad geográfica) que a una historia que apunta hacia una tesis o reflexión.
Dentro de este contexto, tanto Matt Damon como Julianne Moore y Oscar Isaac hacen lo que pueden en los roles protagónicos. Ese vacío o falta de compromiso emocional con los actos que cometen (algunos verdaderas atrocidades) queda claramente plasmado en pantalla, lo que nos lleva pensar que esa era la idea desde el otro lado de las cámaras. Un motivo más para sostener la hipótesis de relato fallido.