El slogan del film es “no vas a estar preparado”. Y es cierto: este film es algo que uno no esperaba. No se trata de una novedad absoluta, sino, por el contrario, de un reciclaje extremo cuyo sentido se basa en el puro juego con el espectador. Usted sabe que todo lo que ve es desaforado, una ficción pura; sabe que proviene del cine bélico, del cine fantástico, del cine de samuráis (por citar apenas los elementos que pudo haber visto en el trailer), o que las chicas son todas nenitas sexy. Y sabe que esas nenitas sexy, disfrazadas de Sailor Moon oscuras y un poco más sangrientas, van a matar villanos sin descanso. Pero justamente de eso se trata la película: de qué sentido tiene, qué placer produce todo ese juego.
En la historia, una chica abusada por su padre es encerrada en un manicomio. A pocos días de ser lobotomizada, debe escapar: para fugarse, deberá penetrar en mundos imaginarios para buscar ciertos elementos. Por cierto, lo que vemos es en realidad la imaginación de la protagonista y de sus amigas, en situación similar. Pero en lugar de preguntarnos qué es real o qué no en el mundo de la película, entramos en la diversión que nos propone. Lo que la película se pregunta es qué sentido tiene divertirse en el cine, si acaso la diversión no es un camino de sabiduría. Es cierto: a veces la película se pasa de “canchera” o da un giro demasiado melodramático que contradice lo anterior. Como si no pudiera celebrarse sin el más puro placer del movimiento (sexy y violento) que propone y fuera necesario “enseñar” algo. A veces, sin moraleja, el cine es mejor.