Hace poco menos de dos semanas, quien escribe esta nota resaltó la triste mala influencia de los videojuegos en una obra supuestamente cinematográfica (Batalla Final: Los Angeles).
Pues bien, existe aparentemente un escalón aún más bajo en la industria hollywoodense actual: Sucker Punch es, como mucho, un mero reel audiovisual de efectos especiales, conocidos en la jerga como VFX.
Si alguno auguraba un excelente futuro para el director que con apenas cuatro películas (entre ellas, 300 y Watchmen), comenzaba a hacerse de un nombre, puede parar de contar: Zack Snyder no es que perdió el rumbo, sino que construyó uno sumamente superfluo y redundante, que lo lleva a repetir inclusive escenas calcadas de sus últimas películas.
Así, sin el féretro del Comediante de Watchmen, el cementerio tiene su plano cenital en cámara lenta, y las escenas trágicas aparecen montadas al son de una canción pop mainstream pero también de culto. De hecho, si Snyder no utiliza nuevamente 99 Red Balloons de Nena para ciertos momentos de Sucker Punch, puede que se deba únicamente a una cuestión de problemas de derechos.
Todo es conocido, vacío y pomposo: las adolescentes conflictuadas capaces de imaginar una guerra ridícula (pero sin que se les corra el maquillaje) parecen una versión de High School Musical con armas, mientras que los fondos virtuales amenazan con una invasión de espartanos que nunca llega. No importa: en su lugar hay zombies, nazis, orcos, dragones, zeppelins, robots y golems. Quizás la combinación le hubiesen faltado extraterrestres y gorilas con armas nucleares, pero no obstante uno puede aventurarse a decir que con tal repertorio de personajes ya es suficiente.
No conviene contar demasiado del film, puesto que resulta más sencillo visualizar el trailer en cualquier web de videos. Todo está ahí, y entra resumido en escasos tres minutos. El resto: caramelos y dulces para la vista. ¿Y ese aspecto ridículamente “sexy” que pretende tener la película con pequeñas ninfas en minifalda? Sí, está ahí y, parafraseando –a riesgo de resultar autoreferenciales- a un habitual colaborador de ZonaFreak, Juan Pablo Bondi, alegrará únicamente a “aquellos adolescentes que aún piensan que el sexo es un rumor”.