Sudor Frío es la sexta película del director Adrían Garcia Bogliano, quien hace años trabaja el género de terror en el cine nacional con títulos como Masacre esta noche, 36 pasos o No moriré sola.
Sin embargo, esta es la primera vez que un film del cineasta logra llegar a las salas comerciales y cuenta con una campaña de publicidad.
Es probable que a partir de este estreno mucha gente que no conocía sus producciones anteriores se acerque a esos títulos que se exhibieron en festivales de cine y terminaron editados en dvd.
El punto más fuerte de Sudor Frío reside en la realización donde se puede apreciar desde su estética un trabajo claramente superior a lo que fueron las películas anteriores de Bogliano.
Acá se destaca un gran trabajo en la fotografía de Ernesto Herrera y el sonido.
En realidad desde el punto de vista técnico la verdad que la película es impecable y no se le puede objetar nada.
Es un producto bien hecho.
Las falencias pasan por cuestiones argumentales.
Si bien el director presentó un cuento relacionado con la última dictadura militar, el film nunca cae en un panfleto pseudo político como ocurrió con otras películas recientes. Aparecidos fue un claro ejemplo de ello.
En Sudor Frío nunca perdieron el foco de que se trataba de una película de terror y eso está bien.
El problema es la manera en que se enfocaron los personajes. Los villanos, por ejemplo, parecen salidos de Los bañeros más locos del mundo con Emilio Disi y Gino Renni.
Más que una dupla de psicópatas, los asesinos resultaron un matrimonio de viejos gay que discuten todo el tiempo entre sí.
En ningún momento se ven intimidantes y frente a esta cuestión, algunas reacciones de los protagonistas son incomprensibles. Creo que esto de alguna manera arruinó el concepto de la trama, que no era malo, pero con los asesinos encarados de ese modo el terror se desvaneció por completo.
Otro inconveniente son las actuaciones.
Facundo Espinosa y Marina Glezer son actores con oficio, que hace rato trabajan y eso se nota en sus interpretaciones.
Inclusive Camila Velasco, que es más conocida por su perfil mediático, que su faceta actoral, zafa y hace los suyo con convicción.
Sin embargo, el resto del reparto son de madera y no se entiende como llegaron a quedar en el casting. Especialmente los secundarios. Hay una diferencia abismal en los niveles de actuación que se nota claramente en la película.
Por otra parte, la decisión de musicalizar la historia con una banda de sonido a puro rock pesado, además de un cliché horrendo que debería ser erradicado de este género, arruinó varias escenas que podrían haber funcionado mucho mejor sin el heavy metal, que quedó totalmente colgado en esta historia.
Sudor Frío es una buena producción en términos visuales pero como cuento de terror no convence demasiado.