Sudando espero
Con buena promoción llega este filme de género argento, y según cuenta la leyenda, en donde los productores asociados a último momento aportaron más dinero para promoción que tarasca pusieron el director y cia. para realizarla. El director Adrián García Bogliano ya venía de hacer otras pelis anteriores que solo se conocieron minimamente y nunca llegaron a las salas.
Con una trama bastante increíble que vincula a dos viejos torturadores que pertenecieron al "Lópezreguismo", y militaron en la Triple A, robándose 25 cajas de Dinamita en los años 70, y que ahora en una casona vieja de La Plata aterran y torturan a jóvenes mujeres con oscurísimas intenciones -las cuales nunca se sabe bien que razón existe, igual no deja de ser algo tan bizarro y tirado de los pelos que le otorga cierta encanto a la cosa-, ahí llega entonces una pareja con sí otras intenciones de hallar a una chica desaparecida, y se hallarán con lo espeluznante y lo aterrador.
Esta peli a dias de haberse estrenado generó ya odios y amores, es decir no convence a tirios ni a troyanos, y pasa que a sus espectadores les cuesta aceptar algo de este género hecho en casa, pero la verdad es que ante tanta y tanta cantidad de bosta foránea, la propuesta es más que digna: divierte y entretiene, y aunque sea por ratos descabellada: hay cosas que no cierran como esa horda de mujeres zombies subterráneas, o como el chico protagonista no puede facilmente acabar con dos sexagenarios malvados que tienen sus contras, ya que uno es discapacitado y de una lo podría dejar sin efecto, etc, hay que considerar que está bien filmada, iluminada, que hay calidad en su factura de presentación, o sea si se dejan de lado los convencionalismos: relájate y disfruta como seguramente no decía Confucio.
En lo actoral, Facundo Espinoza parece por momentos repetir el rol de pelotudo que le tocó en la fallida y (aún) más horrorosa "Esperando la carroza 2", la brasilera Marina Glezer sigue siendo un rostro muy de cine, Omar Musa como el viejo malo tuerto es un genuino homenaje a Nathán Pinzón sin dudas y Camilita Velasco tiene lo necesario para este tipo de cine: un cuerpo increíble.
Demoslé crédito a un cine local de género, y que los detractores se vayan a buscar pelos en la sopa a otra sala donde pasen boludeces.