UN SUDOR FRIO QUE NO DA ESCALOFRIOS
Película de suspenso argentina que claramente se puede y se debe mirar desde dos puntos de vista, uno plenamente visual y técnico, muy acertado por cierto, y otro actoral y argumental, muy flojo.
Dos personas deciden entrar a una casa para buscar a una amiga que desapareció días atrás. Cuando entran, uno de ellos, una mujer, va a ser rápidamente secuestrada, mientras que el otro, a escondidas, comienza a ver el problema y a tratar de salvar a su novia y a su amiga. Dos ancianos obsesionados van a ir asustando y matando a cada uno que se atreva a entrar en su hogar.
Es imposible negar y dejar de ver el tratamiento visual que aquí se presenta. Con un tinte y una suciedad escenográfica muy similar a la desarrollada en las dos últimas películas de "La Masacre de Texas", con colores grisáceos y gamas sepias, cada una de las escenas que forman la película presentan un montaje y un trabajo de edición muy fluido, atractivo y muy acorde al tipo de intimidad que la historia necesita. A su vez, la fotografía y la elección de planos y encuadres acompañan muy bien el relato, se acentúan diferentes objetos, expresiones y movimientos que aportan mucho al suspenso y dejan apreciar lo que el espectador necesita y quiere ver. También, los efectos visuales son muy buenos, principalmente en lo que respecta a las muertes, las reiteradas explosiones y las cámaras lentas. Visualmente "Sudor Fío" tiene lo necesario para destacarse.
Ahora bien, la película desarrolla inconvenientes muy repetitivos que se sostienen en tres principales características:
1) Lo más importante y a la vez lo más flojo de la cinta: el guión. La historia tiene un planteo que ya se ha visto numerosas veces en el cine y que aquí en ningún momento se intenta revertir o modificar: diferentes personajes entran a una casa y descubren que es una trampa mortal en la que, en este caso, dos asesinos están dispuestos a matar y torturar gente. Lamentablemente el problema del libreto va más allá de toda similitud con otras cintas del género, aquí los villanos son dos ancianos, uno que casi no puede caminar y otro que está cansado de las órdenes. Ellos en ningún momento se preocupan por ocultar sus debilidades frente a las víctimas, por lo que, mientras que en otras cintas los personajes deben enfrentarse a un asesino rápido y misterioso y están todo el tiempo tratando de escapar o de encontrar la manera adecuada para matarlo, aquí los protagonistas se les quedan mirando a la cara o a las espaldas, mientras torturan gente, y no hacen absolutamente nada para tratar de asesinarlos, golpearlos o por lo menos ahuyentarlos, (hay una escena en la que el personaje de Facundo Espinosa se queda observándolo con un utensilio en las manos para derribarlo y no le hace nada; otro momento en el que una mujer camina sentada hacia atrás y la persigue el anciano con una jeringa con ácido en un andador). Una historia muy floja, que por momentos es inevitable la aparición de la risa y que por otros se torna muy previsible.
2) Otra de las características es la calidad de las actuaciones. Si el guión no es creíble, el trabajo de los actores al interpretarlo tiene que ser muy bueno como para convencer al espectador de que lo que está viendo puede llegar a pasar. Lamenablemente esto no sucede y, salvo por el labor de Facundo Espinosa, quien le pone fuerza y credibilidad a sus reacciones en ciertos momentos, todos sobreactuan y están muy desparejos. Marina Glezer y Camila Velasco, las dos mujeres secuestradas, van y vienen con sus emociones y no las expresan con fluidez, mientras que Omar Gioiosa y Omar Musa, los villanos, no dan miedo y no se preocupan por hacerlo. El trabajo correcto es el de las extras que encarnaron a las enigmáticas mujeres torturadas en el sótano (excelente maquillaje).
3) Último, pero no menos importante, la música. El uso de música metalera aquí empeora el relato y perjudica la creación de sustos, escalofríos y hasta de sentimientos para los protagonistas. Hay varios momentos impactantes que pudieron haber funcionado muy bien si no se les agregaban los tonos fuertes y repetitivos del rock pesado. Un ejemplo: mujer bajando las escaleras, llega al sótano, prende la luz de la linterna y atrás de ella se puede ver, de repente, la figura de una mujer retorciéndose; un gran momento de suspenso totalmente desperdiciado y mal logrado gracias a la música de fondo, que comienza a sonar segundos antes de lo que tendría que haber sido el choque del susto.
"Sudor Frío" es una película muy bien lograda desde lo visual, pero que falla al darle mucha información al espectador en la primera parte y en desarrollar un guión muy flojo, actuaciones poco profundas y un villano sin identidad ni motivación. Una arriesgada y decepcionante propuesta.
UNA ESCENA A DESTACAR: mujeres en el sótano.