El don de la palabra en una obra minuciosa, reflexiva y profunda
Contar cosas verdaderas por métodos artificiales, eso es lo que significa el cine para el director turco Nuri Bilge Ceylan. En su séptima película, “Sueño de Invierno”, se propone contarnos una historia sobre la insatisfacción en medio de un paisaje tan bello como solitario.
Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2014, la obra narra la historia de Aydin, un actor retirado, dueño de un hotel en Capadocia. Allí, pasa sus días escribiendo diferentes artículos para un diario local en compañía de su joven esposa Nihal, con la cual mantiene una relación distante. Los acompaña también su hermana Necla, recientemente separada. A medida que avanza el invierno, el hotel deja de ser un simple refugio para convertirse en el lugar donde estallan sus verdaderos sentimientos de desazón.
Inspirándose en tres relatos de Chéjov, Nuri Bilge Ceylan nos adentra en un drama que desnuda la condición humana. El invierno y la nieve que poco a poco van cubriéndolo todo, son el claro reflejo de la abulia, incomodidad y falta de empatía real que cada personaje experimenta por el otro. Al frío exterior se le opone la fingida calidez de los interiores.
El piedrazo que Aydin recibe en el vidrio de su camioneta- por parte de un niño cuya familia fue embargada por sus abogados por no pagar el alquiler - será el comienzo de un descenso lento y preciso que lo pondrá de frente al vacío de su existencia, pero también al de su mujer y al de su hermana. Esta última actúa como la voz lacerante y mordaz que saca a la luz todo lo que Aydin se niega a ver.
Nada queda librado a la suerte en esta película estructura por la palabra. Cada diálogo es el inicio de una contienda discursiva que no deja entre los interlocutores vencedores, sino vencidos. Y a medida que avanza el film, esos diálogos que se van volviendo cada vez más densos, nos ayudan a terminar de comprender quiénes son realmente esos personajes complejos. Aunque por momentos pareciera que existe un desfasaje entre lo que dicen y lo que hacen. Especialmente ante el resto de la comunidad.
“Sueño de invierno” es una obra minuciosa, reflexiva y profunda que bien vale sus 3 horas 16 minutos de duración. La fotografía, los escenarios, el trabajo de cámara y de edición, hacen de ella una pieza poco frecuente con manifiestos toques de maestría.