El costumbrismo extrañado ha sido una marca de estilo de Ana Katz desde su ópera prima, El juego de la silla. Con su nueva película, continúa borrando las fronteras entre lo usual y una forma de narración que altera ligeramente los lugares comunes.
Katz elige Florianópolis, un símbolo de los 90, como el destino turístico de la familia del film. Mamá ( Mercedes Morán ), Papá (Gustavo Garzón) y sus dos hijos casi adultos llegan a la playa y a poco de hacerlo algo queda claro, aunque nadie lo diga: son sus últimas vacaciones juntos. La separación de facto del matrimonio, reunido solo para el viaje, deriva en sendos romances con algún parroquiano.
Lo mejor de la película de Katz es el tono melancólico que late detrás de las peripecias humorísticas. Siguiendo las órdenes de la directora, Morán construye una inteligente mirada sobre la mujer en la mediana edad.