Un héroe de carne y hueso
En enero de 2009, el piloto Chesley "Sully" Sullenberger se convirtió en un héroe cuando logró acuatizar en el río Hudson de Nueva York un jet con 155 pasajeros que había perdido las dos turbinas poco después de despegar. Fue una maniobra desesperada pero exitosa. Los pasajeros se salvaron y contaron un final feliz. Sin embargo, al piloto le esperarían largos interrogatorios de la Comisión de Seguridad Aeronáutica cuestionando su accionar y especulando con las pérdidas de las compañías de seguros. Clint Eastwood reconstruye esta historia con su sello clásico: con una gran precisión en la narración, sin excesos ni golpes bajos. Mientras el cine de Hollywood se envicia con películas cada vez más largas, el director de "Los imperdonables" y "Gran Torino" se toma sólo una hora y media para contar al detalle la hazaña en el Hudson y para meterse en la piel de su protagonista, un involuntario héroe de perfil bajo que, a pesar de haber salvado 155 vidas, está inmerso en un montón de dudas. Sully y su fiel copiloto se enfrentan solos a la burocracia y un sistema que mide todo en números, sin tener en cuenta el factor humano que la película revela. También es notable como Eastwood logra crear verdadera tensión en un relato cuyo final ya es conocido. Tom Hanks y todo el reparto suman al talento del director, y es recomendable quedarse hasta el final de los créditos para terminar de disfrutar de la historia.