La espera valió la pena y luego de algunas semanas de diferencia con su estreno en los Estados Unidos ha llegado a nuestras carteleras lo nuevo de J.J. Abrams, Super 8.
El creador de Lost y director de la gran Star Trek se puso detrás de las cámaras nuevamente para contarnos en "tono Spielberg" la historia de un grupo de muchachos que en pleno rodaje de su película en super 8 presencian el descarrilamiento de un tren cargado con un misterioso monstruo.
Superficialmente y a grandes rasgos la historia de Super 8 se trata de eso, aunque como toda gran película, debajo de la "cáscara" encontraremos que lo que realmente trata es la inquebrantable amistad de un grupo de muchachos, como así también sus primeros amores, el nacimiento del instinto sexual o los prematuros enfrentamientos con sus padres. Es decir que Super 8 nos mostrará el tan temible abandono de la niñez para seguir el camino hacía la adolescencia, algo que sin dudas resulta una meta difícil de alcanzar para una película pero que esta obra supera con creces situándose al lado de grandes películas de este tipo como Cuenta Conmigo o Los Goonies.
Da un placer enorme encontrar una propuesta proveniente de Hollywood que priorizó la trama por encima de los efectos especiales, ya que Super 8 tiene a lo largo de sus 112 minutos varios pasajes en donde podría haber desnivelado la historia hacía la espectacularidad efectista, pero J.J. Abrams siempre corrigió el rumbo en favor de la maravillosa, emocionante y enternecedora historia que aquí nos cuenta.
Howard Hawks dijo: "Una buena película es tres buenas escenas y ninguna mala". Si seguimos la fórmula del gran Hawks, habría que decir que Super 8 es mucho más que una buena película ya que posee más de tres escenas buenas, aunque aquí solo repasaremos una que remarca la esencia de esta gran obra para no extender demasiado la reseña. Sin dudas una de mis favoritas es la larga secuencia donde la banda de muchachos y la linda de Alice se encuentran rodando el film previo al espectacular descarrilamiento del tren. Pero aquí se da nuevamente lo que explico más arriba, esta escena se destaca por encima del resto por su alto nivel emotivo y no por su excelente utilización de efectos visuales.
El elenco de muchachitos elegido no podría haber sido mejor, la pareja compuesta por Joel Courtney y Elle Fanning sostiene el film de manera brillante tanto en los momentos emotivos, como también en los cómicos.
Por último no quería dejar de mencionar la mejor cita cinéfila (más allá de las obvias que hay al gran Steven Spielberg) merecida para George A. Romero que se da en los créditos finales y en el aislamiento del pueblo completo en esa especie de campo de concentración militar que me hizo rememorar a The Crazies, que casualmente el año pasado tuvo su "correspondiente" remake.
Super 8 es por lejos lo mejor que J.J. Abrams ha hecho para la gran pantalla y por añadidura también se convierte en una de las mejores películas que se ha estrenado este año.