Uno pensaba que estas películas ya no se hacían, pero sí. Un actor en la mala consigue un papel de superhéroe en una película, las cosas salen mal y termina siendo algo parecido al peor superhéroe del mundo en la vida real. El humor es absolutamente televisivo (aunque eso no implique que no haya buenos chistes cada tanto), en un rango que va de -para entendernos, Chá-chá-chá a Rompeportones, a veces sin escalas. Igual despierta algo de simpatía, no crea.