Lo primero que atrae al espectador a esta película es el apellido de la directora, Lynch. La hija del autor surrealista posmoderno David Lynch llega a esta parte del mundo con su segundo largometraje, realizado en el 2008, Surveillance, cuya traducción a nuestra lengua seria Vigilancia. La pregunta es: ¿Será digna heredera de la genialidad de papá?
Jennifer Lynch, nos cuenta la historia de dos agentes del FBI que llegan a un desolado pueblo americano para resolver una serie de crímenes ocurridos esa misma tarde en la carretera, y con ello descubrir la identidad de un grupo de asesinos seriales que van recorriendo la ruta y asesinando gente por mero gusto.
La investigación cuenta con tres testigos clave, una niña de 8 años, una joven drogadicta y un policía. Durante los interrogatorios cada cual contara su versión de los hechos, y la directora nos mostrará de una manera particular que no todos dicen la verdad.
Lo esencial de la película es la manera en que están narradas las historias de los testigos, planos largos sobre una carretera desértica, donde nada es lo que parece. Lynch comienza con escenas sumamente violentas e impactantes para el espectador no acostumbrado a la masacre, sin embargo, al desarrollarse, el film pierde ese impacto que podría llevar al espectador al asombro y cae en un final predecible.