Suspiria: La Danza de la Muerte.
Una escuela de danza, una bailarina, una impresionante muerte. Así es, llegó a nuestros cines la audaz remake de Luca Guadagnino de la Suspiria de 1977.
Para los que son fanáticos de la Suspiria (1977) de Dario Argento, tienen justamente esa película para volver a verla. Aquí no hay el mismo terror, ni música ni tensión que en aquel film, algo que puede decepcionar al acérrimo fan. En este caso la Suspiria de Luca Guadagnino toma los nombres de los personajes, la escuela de danza de renombre mundial, y una bailarina protagonista de aquella obra maestra. Ella y las demás bailarinas se verán sometidas a una pesadilla llena de arte y sangre, mientras que otras finalmente se despertarán. De todas maneras está muy alejada de la distinguida Suspiria de 1977.
Sorprende la dimensión del director Luca Guadagnino el cual es capaz de dirigir una película romántica como Call Me By Your Name, y esta locura llena de atrocidades e ingenio que es Suspiria, una película que no llegará a todas las personas por igual.
En la mayor parte de la película el director juega con el doble montaje. En donde falla es en la utilización de una subtrama que a veces pasa desapercibida, hasta un momento del final, con un epílogo sin peso alguno. Sin embargo el montaje en general, gracias a Walter Fasano, especialmente en las danzas malditas, están muy bien coreografiadas unidas al movimiento de cámara. Hasta brillan en varias secuencias de sueños que otorgan ese elemento divino. Sin lugar a dudas con un buen acompañamiento de la música de Thom Yorke, sin generar un miedo o tensión correspondiente, sino más bien como una compañía durante el camino al infierno.
Por momentos pareciera que el guionista David Kajganich, junto al director Guadagnino, toman a varios componentes del film de 1977 y lo exageran al máximo, lleno de gore y entregando una de las mejores escenas de muertes de los últimos años. La mortal contorsión. Increíble, incómoda, dolorosa y atractiva. Asimismo complican la forma de contar una historia que tranquilamente podría ser más simple. Eso lo hace interesante, pero quizá no apta para cierto público. Con esta Suspiria apreciamos otra forma de contar una trama reconocida, con un misterio no muy revelador y hasta llegando a acariciar lo bizarro por segundos. Lo hacen a su manera, y está bien.
La belleza de la fotografía (Sayombhu Mukdeeprom), junto al maquillaje, enaltece las figuras de las protagonistas, manejando de forma precisa el ambiente terrorífico que a veces nos plantean. La expresión artística en esta danza contemporánea se complementa con las grandes actuaciones de principalmente Dakota Johnson como Suzie y Tilda Swinton como Madame Blanc, Dr. Josef Klemperer y Helena Markos. Sí, hace tres personajes y todos magníficos. Todas las demás actrices no desaprovechan sus momentos destacándose, siendo parte de un maravilloso elenco femenino del cual vale la pena revisar todos sus nombres.
Hay escenas que quedarán en tu mente. Hay varias que pasarán desapercibidas. Un sobresaliente diseño de producción otorga un recipiente elegante a las atrocidades que estallan en la escuela de danza.
El final es una mezcla de Cronenberg con algún artista plástico de renombre. Donde todo valientemente se va al averno, y en donde fue satisfactorio llegar luego de casi 2 horas y media de película. Será un viaje ligero o estoico, eso queda en el espectador. Sin embargo hay una escasez de sustos por el diferente uso de la tensión y la música. No, no se acerca a la de Dario Argento, pero lo que es seguro es que es una película embarazosamente intrépida, entretenida, elegante y bañada en sangre.