Cuando se dio a conocer la noticia de que se estaba desarrollando una nueva versión de la obra maestra de Darío Argento, la más popular y la primera de la llamada Trilogía de las Brujas, muchos amantes del género ya comenzaban a preparase para lo que sin lugar a dudas sería un cataclismo en la historia de los remakes cinematográficos. Pero si hay alguien que comprende como ningún otro cómo construir adaptaciones y reversiones respetando el espíritu de lo original y añadiendo su propia impronta, ese es el italiano Luca Guadagnino. Luego de dirigir destacados filmes como A Bigger Splash (2015), basada en la película La Piscine de Jacques Deray, y la popular Call Me by Your Name(2017), inspirada en el libro homónimo de André Aciman, el cineasta emprende la difícil tarea de llevar la psicodélica y brutalmente elegante historia de las brujas de vuelta a la gran pantalla.
En la superficie, la sinopsis de Suspiria(2018) resulta idéntica al giallo de Argento, aunque el guion a cargo de Dave Kajganich(The Terror) presenta varios aportes enmarcados en el contexto político postSegunda Guerra Mundial y la sexualidad de la mujer. Todo comienza cuando la joven norteamericana de familia menonita, Susie Bannion (Dakota Johnson), recibe una beca para estudiar danza en una prestigiosa academia ubicada en Berlín y dirigida por Madame Blanc (Tilda Swinton). Al llegar, Susie descubre que la bailarina principal del elenco, Patricia (Chloë Grace Moretz), ha desaparecido misteriosamente y algo indica que la academia podría estar involucrada en este suceso. Las cosas se tornan aún más misteriosas cuando una compañera le confiesa que Pat había hallado un terrible secreto.
La Suspiria deGuadagnino logra destacarse gracias a sus acertada distinción de la original, tanto en el aspecto estético como narrativo. Si el clásico italiano lograba introducir al espectador en una versión tétrica y sangrienta de Caperucita Roja, este nuevo film intenta correrse un poco de esta fantasía impregnando de realismo el relato a través de una subtrama histórica y diversas alusiones al terrorismo alemán de los ’70 encabezado por la Fracción del Ejército Rojo. En sintonía con esta decisión, aquí los colores hiperdilatados característicos del expresionismo de Argento son reemplazados por distintas tonalidades de grises, junto con las sombras que le otorgan ese pertinente aura misterioso y lúgubre de época.
Las secuencias más sugestivas de esta nueva entrega se desarrollan durante las coreografías de las jóvenes estudiantes de la academia. A través de electrizantes danzas acompañadas por sutiles juegos de cámaras, las bailarinas se entregan inconscientemente a sus deseos sexuales y agresivos más profundos, haciendo de este espectáculo un siniestro ritual de brujería.
En cuanto al elenco, cabe mencionar que aquí se ha optado por una reparto coral con una perspectiva mucho más amplia. Mientras que en la cinta original todo el peso dramático recaía en la joven protagonista (interpretada porJessica Harper, quien aquí tiene una pequeña participación), en este film los personajes secundarios ejercen un rol clave. Si bien Dakota hace un excelente trabajo como esta mujer ingenua, pero ambiciosa, que descubre su propia fuerza indomable y carnal luego de años sumida en una familia conservadora, la performance de Swinton interpretando a tres personajes distintos resulta impetuosa y logra robarse gran parte de las escenas.
Podemos decir con total seguridad que el acto final del remake de Suspiria representa una de las escenas más bellas, surrealistas y memorables que nos ha brindado la pantalla grande en los últimos años. Y cuando nos referimos a los bello hablamos de aquel encanto que produce lo oculto, lo irracional, aquello que solo podemos comprender a través de los sentidos. Todo esto acompañado de las melodías melancólicas de Thom Yorke, vocalista de Radiohead, logrando así una perfecta armonía entre lo perturbador y lo hechizante, una síntesis que tan magníficamente había plasmado el cineasta italiano en 1977.
La versión de Guadagnino y Kajganich es un relato majestuoso e inquietante, cuya mayor virtud radica en la creatividad y el empeño por intentar añadir otros aspectos a esta poderosa historia. Una experiencia sensitiva como pocas, que fascinará a todos aquellos fanáticos del terror dispuestos a sumergirse en esta pesadilla con ecos de realidad.