Sword Art Online es un animé de bastante éxito (se puede ver en Netflix, de nada) donde hay un videojuego absolutamente novedoso y exitoso, que es a mismo tiempo una trampa. El jugador ingresa totalmente al juego. Pero si muere ahí -como en Matrix-, muere en el mundo real. Esta película (una especie de precuela) abunda en situaciones de acción y tiene una creatividad gráfica notable, especialmente a la hora de lo grotesco y lo monstruoso (en eso los japoneses son inigualables y sería muy bueno analizar el sentido de las criaturas raras que abundan en su cine animado). Pero la película nos deja pensar la pregunta sobre si queremos o no seguir viviendo en lo que, por ahora, llamamos “realidad”. Esa es la gran pregunta del arte del siglo XXI, y la trama de esta bella aventura dibujada, la plantea de varias maneras sin que por eso la acción y la fantasía dejen de ocupar el centro de la escena.