Sword Art Progressive es uno de los animé más exitosos de los últimos tiempos, muestra cabal del poder y la atracción que tienen los videojuegos masivos de realidad virtual. El público argentino está familiarizado con la historia desde que Netflix incluyó las cuatro temporadas de la serie televisiva original. Con el trazo genuino y preciso del animé prototípico y una sucesión de herramientas visuales que reproducen en pantalla grande algunas instancias y herramientas propias del videojuego, Aria de una noche sin estrellas propone un nuevo comienzo para la historia. Todo está narrado a partir de la perspectiva de Asuna, la estudiante que entra desde la vida real al juego junto con su compañera Mito, y el encuentro que vive con el bravo guerrero Kirito. La película no tiene otro propósito que el de consolidar, quizás sumando nuevos seguidores a su vasta legión de fans, lo que funciona como un fenómeno de extraordinario alcance global.
Para el público no iniciado quizás esta no sea la entrada más propicia al mundo del animé, algo que puede hacerse, por ejemplo, a través de las grandes obras de Makoto Shinkai. Lo más interesante de Sword Art es la reflexión autoconsciente que hace sobre las posibilidades y los alcances de un juego virtual que, en esta historia, es lo suficientemente letal y cruel como para provocar la muerte de sus participantes y el abandono del mundo real. La copia estrenada en la Argentina no incluye las voces originales en japonés, reemplazadas por un doblaje al castellano neutro y convencional.