Un viaje a la nostalgia
Y 20 años después llegó la secuela de la película más revolucionaria de los 90, "Trainspotting 2", la desafiante historia sobre el cuarteto más temible de Edimburgo inmerso en la heroína. La historia continúa dos décadas más tarde, con sus mismos protagonistas: Mark Renton, quien regresa a su ciudad natal, después de haberse recluido en Amsterdam, para reencontrarse con sus viejos amigos: David "Spud" Murphy y Simon "Sick Boy" Williamson y Francis "Franco" Begbie. Entre la locura y las tradiciones escocesas, estos cuarentones intentan reconstruir el vínculo y saldar viejas traiciones. Lo cierto es que la primera entrega fue visualmente innovadora, con personajes memorables y el mejor soundtrack; "Born Slippy" de Underworld. Imposible escuchar el tema y no viajar a las escenas de la película del 96. Pero esta vez las imágenes lisérgicas se esfuman para darle paso a la nostalgia y el abuso del pasado. La secuela cae en un error imperdonable, la constante referencia a la primera película que hace que la historia no avance ni tenga sentido por sí misma. La melancolía inunda cada escena y lo que es más grave aún, casi no hay impacto visual. Spud se lleva todos los créditos de esta secuela tardía y para el pesar de muchos fans, terriblemente tibia.