En tierras lejanas y ajenas
El filme comienza con una especie de cortometraje en blanco y negro, con un solitario explorador blanco en Africa colonial, que parece el protagonista de una película muda, y que de algún modo nos anuncia algo que veremos más adelante.
Luego el panorama cambia por completo y nos encontramos en Lisboa, en la actualidad, con tres mujeres, Pilar (Teresa Madruga) una mujer sola, comprometida con todas las causas que su tiempo le permite, y que hace el bien por todas partes, incluso con su insoportable y senil vecina Aurora (Laura Soveral), quien vuelve loca a Santa (Isabel Cardoso), la señora negra que la cuida. Antes de morir, Aurora le pide a Pilar que contacte a un antiguo amor de su juventud. Con la aparición del antiguo amante, llamado Gian Luca Ventura (Henrique Espírito Santo), la estructura de la película cambia por completo, y se convierte en el relato que él hace sobre su historia de amor con Aurora, ante Pilar y Santa.
Nuevamente en Africa, en una colonia portuguesa, ya no hay más voces que la de Ventura, quien de forma tranquila y pausada, relata la historia de Aurora joven, altanera, casada, bastante aburrida de su entorno, quien conoce a este buscavidas recién llegado a su tierra.
Con un impecable blanco y negro durante toda la película, el contraste entre la impecable fotografía del relato actual, choca con la estética casi caricaturesca del relato del pasado, que le permite, con sutileza, parodiar personajes y situaciones, donde se trasluce de forma indirecta la crítica a una sociedad, tan hipócrita como apática, que vive en un lugar que obviamente no le pertenece.
Con esta mezcla de realidades, que pasa de la caricatura a la actualidad, y luego al relato de un pasado construido con elementos tanto realistas como irrisorios, Miguel Gomes logra una obra brillante, con un guión sólido, que a pesar de los cambios en el relato siempre se sostiene en un mismo eje; en una actualidad donde la protagonista -brillantemente interpretada por Teresa Madruga- parece desvivirse por las causas justas; y cuya vecina tanto en el pasado como en el presente, atraviesa toda clase de situaciones sin importarle lo que pasa a su alrededor, pendiente de un amor que altera su realidad.