Tabú

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

Tierra melancólica

"Por más distancias que corras, por más días que pasen, tu corazón no conseguirá escapar", le dice el fantasma de su mujer a un explorador intrépido que viaja por África. Después el explorador se arroja a un río y un cocodrilo le da la bienvenida. Y de pronto vemos que estamos en el cine junto a la solitaria Pilar, una activista de derechos humanos, y que es ahí donde "empieza" Tabú. Un cartel indica un estado de alma: "Paraíso perdido".

Genial puesta en abismo: un elegante procedimiento narrativo que amorosamente nos toma de la mano para llevarnos primero a Lisboa y más tarde a Mozambique. Pilar es la única persona en la que confía Aurora, una mujer no muy lejos de la demencia, alguna vez rica y probablemente hermosa. El tiempo ha doblegado los rasgos de su cara y también su carácter: suspicaz, ontológicamente extenuada, cree que Santa, la empleada negra que la acompaña, pretende envenenarla. La Navidad se acerca, su muerte también.

No habrá muchas personas en el entierro. Antes de morir, Aurora ha expresado una última voluntad: contactar a un hombre. Poco importa su hija, menos aún sus bienes materiales. Es un nombre, Ventura: la cifra de un misterio, un testamento, el testimonio de que Aurora ha vivido.

Segunda puesta en abismo extraordinaria: en un shopping, Pilar y Santa escuchan el relato de Ventura. Primero se perderá el sonido ambiente, y la voz pausada del viejo empezará a revelar un pasado trágico y glorioso. Otro sonido se va apoderando del instante y de pronto, imperceptiblemente, estamos en África; es otro tiempo, una tierra poseída por la nostalgia. Él y Aurora fueron amantes, incluso cuando ella esperaba un hijo de otro hombre, con el que vivía en una plantación familiar en una colonia portuguesa, en la década de 1960. A partir de ahí empieza un melodrama no exento de momentos humorísticos ni de apuntes políticos.

La tercera película de Miguel Gomes es un prodigio, un filme que retoma y se apropia del cine clásico de Hollywood. Que en el capítulo "Paraíso" se escuche el sonido ambiente y no se pueda oír jamás lo que hablan los personajes es una de las muchas estrategias formales notables elegidas por Gomes. Tabú es una experiencia tanto narrativa como emotiva.

Entre los muchos animales que se ven en Tabú están los hombres. Gomes sugiere que nosotros, la especie con el don de la palabra, necesitamos la ficción como los cocodrilos el pantano y los monos los árboles. Filmar el deseo de ficción: eso es, en pocas palabras, la obra maestra de Gomes.