Una película que se encuentra realizada en blanco y negro. Dirigida a aquellos espectadores que son amantes del cine clásico.
Cuando uno ve en la cartelera que este film viene de la mano del realizador portugués Miguel Gomes (41) recuerda aquella maravillosa historia ganadora de varios premios que fue "Aquel querido mes de agosto (2008)". Esta historia se desarrollaba en Portugal, entre montañas, durante el mes de agosto, viendo actividades de emigrantes, fuegos artificiales, cantos, karaoke, momentos de alegría, caza de jabalíes e interesantes temas.
Todo comienza con una atrayente descripción en blanco y negro, (un homenaje a la película muda), donde un colonizador portugués explora la zona, un ser bastante melancólico que recorre el sendero en una selva acompañado por un grupo de africanos y sus canticos, para llegar finalmente a la altura de un río habitado por un cocodrilo y toma la decisión de entregarle su vida. Están presentes el ritual, baile y el sonido de los tambores, de los seguidores del fallecido; se escucha en off la voz del cineasta Miguel Gomes y la música de Joana Sá. Todo esto conforma una parte del prólogo.
Luego narra dos historias en dos tiempos distintos que se complementan y están tituladas como: “Paraíso Perdido” y “Paraíso”. El primer relato comienza el 28 de diciembre, transcurre en una Lisboa actual. Pilar (Teresa Madruga) espera a Maya pero esta no llega, una serie de situaciones surgen en el lugar y luego se encuentra con Aurora (Laura Soveral) y su mucama negra Santa (Isabel Muñoz Cardoso), las tres viven una situación especial.
Van surgiendo algunos enigmas sobre la vida de Aurora, es un ser solitario, alejada de su hija que vive en Canadá, ¿Qué esconde de su pasado? ¿Por qué acusa a su criada Santa? Lo que conocemos de Pilar, una de las protagonistas, es que configura un ser humanitario y religioso. Surge aun más el misterio cuando Aurora muere y conocemos que el único amor de la vida de Aurora fue Luigi Ventura (Henrique Espírito Santo).
Es cuando el director Gomes nos introduce en la segunda parte de la narración “Paraíso”: Luigi fue amante de la señora, este se encuentra actualmente internado en una residencia para personas de la tercera edad, distanciados hace varios años y es cuando surge el relato de este hombre que nos va introduciendo en los 60, en Monte Tabú, en Mozambique.
Su recuerdo muy sentido nos lleva a África colonial portuguesa, ellos y el espectador vivimos este apasionado amor prohibido, una relación adúltera. Esta es una mujer joven hermosa, antojadiza, Aurora (interpretada por Isabel Muñoz Cardoso), que tiene como hobby la caza mayor, y comienza a sentirse atraída por el llamativo y atractivo Luigi Ventura (Ivo Müller), quien la conquista y la enamora. Juntos llevarán un peligroso romance.
La figura del cocodrilo a lo largo de la narración tiene un sentido mitológico. En muchas culturas el cocodrilo fue motivo de adoración y respeto, animal sagrado para los egipcios y tribus de Nueva Guinea y del sureste de Asia. Su aspecto es prehistórico, feroz cuando se lo propone, melancólico, al ser tan viejos tal vez puedan recordar lo que la gente olvidado. Esta figura tiene alguna relación con este cuento que el espectador irá descubriendo durante su desarrollo.
Una historia de un amor imposible, llena de pasión y melancolía, es taciturna y conmovedora, seguida por la soledad, la vejez y la muerte, muy poética, tiene leyenda y misterio, donde la sociología y la fantasía se mezclan, muy buena fotografía y música ("Be my baby", "Baby i love you"), cada fotograma contiene una gran estética filmada íntegramente en blanco y negro, casi no tiene diálogos, un verdadero homenaje al cine clásico del director de cine de origen alemán Friedrich Wilhelm Murnau (1888 -1931), uno de los más influyentes cineastas de la era de cine mudo.
Su narración es diferente a aquellas historias de un corte más comercial, este film lo disfrutarán aquellos espectadores que gusten más el cine clásico, con una gran belleza visual, se mantiene la artística, sus tiempos y los silencios.