Sorpresas te da la vida
El siempre prolífico y audaz director de Plan B, Ausente, Hawaii y Mariposa trabajó esta vez con la colaboración del realizador de Fulboy para una comedia ligera y veraniega que juega con la sexualidad masculina de manera casi siempre implícita (y en ciertos momentos de una forma más explícita). Tras su reciente paso por la Competencia Argentina del BAFICI, se estrena en el Gaumont una película que apuesta a la provocación y que, por lo tanto, generará no pocas discusiones cinéfilas (y de las otras).
Una decena de amigos (y amigos de amigos) pasan unos días en una paradisíaca quinta de Ezeiza que alguna vez fue un spa para fumadores con ganas de dejar de serlo. Tienen pileta, sauna, cancha de tenis y mucho tiempo libre. Todos son atractivos veinteañeros, dueños de cuerpos muy trabajados y con un look parecido (pelo corto, barbita de pocos días). Varios de ellos tienen novias (alguna caerá incluso de improviso) y se jactan hablando de su vida sexual.
Pero entre porros, duchas, fútbol, asados y charlas banales hay lugar para las imágenes homoeróticas, las miradas fascinadas, las seducciones cruzadas que Berger (Plan B, Ausente, Hawaii, Mariposa) y el aquí codirector y director de fotografía Farina (Fulboy) filman con gran sentido cinematográfico, apostando por momentos a verdaderas coreografías a-la-Claire Denis de Bella tarea.
La película describe con absoluta naturalidad (son muy buenos los intérpretes y el trabajo con los diálogos y los gestos) ese micromundo cerrado de códigos masculinos, de machismo sobreactuado y de permanente tensión sexual.
Es cierto que Taekwondo (los dos protagonista se conocen de las clases de esa disciplina) se alarga un poco más de lo deseado (en la segunda mitad se repite un poco y estira su resolución), pero ratifica y consolida las carreras de dos prolíficos directores cada vez más maduros, dueños de estilos y vuelos propios.