Talentos ocultos

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Subjetiva

CON LAS MEJORES INTENCIONES

A fines de los cincuenta la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética era el emergente de la Guerra Fría y llegar al espacio, poner un hombre en la Luna, era el objetivo de ambos países para demostrar su poderío ante el mundo. Los rusos claramente habían tomado la delantera cuando el 12 de abril de 1961 lograron que una nave orbitara sobre el planeta, convirtiendo a ese logro en una deshorna y un desafío para la flamante Nasa. Es allí donde empieza Talentos ocultos, que tiene como contexto la competencia entre los dos países para contar la epopeya de tres mujeres negras que aportaron su inteligencia, talento y perseverancia para que Estados Unidos tomara la delantera.

En realidad el film de Theodore Melfi (St. Vincent) comienza antes, en la década del veinte, un prólogo donde se muestra a Katherine, una niña negra dotada de un talento especial que apoyada por una beca y la comunidad en donde vive, logra formarse en una escuela superior. Luego la elipsis llega hasta 1961 y ubica a Katherine G. Johnson (Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe) rumbo a su trabajo en la Nasa, donde se desempeñan como computadoras (¿?), esto es, hacían cálculos para los ingenieros.

El relato entonces es sobre tres jóvenes negras en una época de plena lucha por los derechos civiles, tres mujeres en un ámbito laboral privilegiado pero que también estaba atravesado por el racismo. Y la discriminación de género.

Desde El nacimiento de una nación hasta 12 años de esclavitud, buena parte de las películas abordaron a las minorías negras desde el claro racismo como el film de D. W. Griffith (las menos) o para dar cuenta de su sufrimiento (la mayoría). En el medio hay decenas de producciones que iban forzando el estado de las cosas o reflejaban los avances que se producían en las sociedades que les tocaba retratar, por caso ¿Sabes quién viene a cenar?, de Stanley Kramer.

Talentos ocultos, nominada a mejor película para los próximos Oscar, además de guión adaptado (basado en la novela de Margot Lee Shetterly) y mejor actriz de reparto para Octavia Spencer, cuenta la pelea por el reconocimiento, la ambición de las protagonistas, las humillaciones y finalmente sus logros -Katherine contribuyó con sus cálculos a resolver lso primeros viajes orbitales; Dorothy alcanzó el cargo de supervisora; Mary fue la primera ingeniera aeroespacial afroamericana-, sin recargar demasiado las situaciones dramáticas, con algo de humor y la mirada crítica sobre la sociedad de esa época, en donde hasta el propio director del proyecto Mercury (formidable Kevin Costner, como siempre), malhumorado pero claramente más progresista que el resto de sus colegas, en el mejor de los casos sostenía una mirada condescendiente con las heroínas del film.

Lo cierto es que toda la puesta está al servicio de resaltar la valentía de los personajes que hicieron historia pero claro, cualquier película revela sus intenciones, su base de sustentación y Talentos ocultos no es una excepción, Porque más allá de ser una rutinaria producción sobre personas excepcionales, hay algo de asombro por lo que lograron estas tres mujeres negras, como si el relato se hubiera dejado influir por esa época y se dedicara a retratar una anomalía, tres negras que lo lograron, algo que incluso en el presente no termina de ser digerido del todo.

TALENTOS OCULTOS
Hidden Figures. Estados Unidos, 2016.
Dirección: Theodore Melfi. Guion: Allison Schroeder & Theodore Melfi. Intérpretes: Taraji P. Henson, Octavia Spencer, Janelle Monáe, Kevin Costner, Kirsten Dunst, Jim Parsons, Mahershala Ali, Aldis Hodge, Glen Powell. Fotografía: Mandy Walker. Montaje: Peter Teschner. Música: Benjamin Wallfish, Pharrell Williams & Hans Zimmer. Diseño de producción: Wynn Thomas. Dirección artística: Jeremy Woolsey. Decorados: Missy Parker. Vestuario: Renee Ehrlich Kalfus. Duración: 127 minutos.