Talentos ocultos

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Los rostros olvidados de las pioneras de la era espacial

A veces la historia puede contarse con una sonrisa. Es lo que hace esta buena película, envuelta en el encanto de los primeros '60 y el comienzo de la carrera espacial, cuando los cálculos más complejos dependían exclusivamente de la inteligencia humana. Ahí, en el Nasa Langley Research Center de Hampton, Virginia, brillaron muchas mentes, pero algunas quedaron relegadas del cuadro de honor. Acá se las reivindica.

Se trata de Katherine Johnson, física decisiva en el cálculo de trayectoria de diversas naves; Dorothy Vaughan, supervisora, una de las primeras especialistas en computación, y Mary Jackson, ingeniera. Tres mujeres. Y negras. En tiempos de segregación racial y prejuicios machistas, ellas se pusieron a la altura de los mejores.

"Talentos ocultos" las pinta en una etapa clave de los primeros lanzamientos espaciales, y también en la lucha cotidiana de cada hogar. Por supuesto, es una película, vale decir, las actrices son más lindas, algunas situaciones están exageradas (por ejemplo, en Langley nadie necesitaba correr bajo la lluvia hasta el baño del edificio de los negros, porque el edificio de los blancos también tenía un baño para negros), ciertos aparatos y vehículos no corresponden del todo a la época, y algunos personajes son la síntesis de varios (el que hace Kevin Costner es la suma de tres directores de la Nasa) o están simplificados, como el ingeniero Karl Zielinski, que en realidad se llamaba Kazimierz Czarnecki.

Pero es verdad que él impulsó a Mary Jackson a superarse, en uno de los episodios más felices de esta historia. Y que el astronauta John Glenn se portó como ahí se pinta, dando ejemplo. Y también es verdad que entonces había muchas restricciones absurdas, ideas estúpidas, y que hoy algunos todavía las mantienen.