Talentos ocultos

Crítica de Roberto Iván Portillo - Cuatro Bastardos

Talentos ocultos: En busca de la estatuilla.
Tres obras afroamericanas dan la cara para la próxima ceremonia al Oscar. Hidden Figures no se queda atrás, con mucha simpatía y esfuerzo quiere conquistar algunas sonrisas y concientizar a la vez.
Ya es oficial, el sentimiento de culpa racial se consagra en Hollywood y no es para nada casual que Fences, Moonlight y Talentos ocultos busquen consagrarse en la Academia como mejor películas para dar vehemente un discurso contra el actual y polémico presidente de los Estados Unidos. O en todo caso, esta parecer ser la gran excusa de meter a la obra de en la lista de los grandes candidatos ya que no es de gran altura como uno lo esperaría.

Centrada en la vida de tres mujeres afroamericanas (Taraji P. Henson, Octavia Spencer, Janelle Monáe) quienes trabajaron en la N.A.S.A. durante los años `60, en esos principios donde los norteamericanos se volvían loco por algo llamado Sputnik, el primer satélite lanzado en el mundo al espacio por los soviéticos.
Las tres señoritas se verán sometidas al prejuicio y discriminación de sus colegas y de la sociedad para desempeñar al máximo su labor: realizar viaje en cohete al cielo urgentemente.
El director Theodore Melfi (St. Vincent, 2014) pone en tela tres relatos de heroísmo de cómo estas chicas fueron pioneras y lograron lo imposible.
La cinta se basa en eso, pequeñas batallas reñidas por las tres excelentes trabajadoras, con roles y perspectivas diferentes pero al fin al cabo una puja por la igualdad. Desde que no la dejan ir al baño de damas, solo puede ingresar al de “negras”, hasta no poder terminar sus estudios en la universidad. Además, de la mirada del otro, ese infierno que nadie puede sacarse encima.

Para destacar el variado y grandilocuente elenco donde es muy difícil mencionar solo una actuación pero es también su arma de doble filo ya que se pierden protagonismos y genera falta de desarrollo del algunos que parecen estar como justificativos para explicar el final: ¿Y qué sucedió con las tres doncellas? Como es el caso del personaje de Mahershala Ali (Moonlight) quien solo está para representar como marido de una de las chicas y no mucho más que eso. Y es también quien comparte la mejor escena emocional en todo el film, casi sin diálogo y que se podría haberse desarrollado más.
Pero su mayor problema recae en su inversión del guion que desde el inicio te pone en cara que es una película de negros contra blancos, y que no descansará hasta que te queda más que claro que esos prejuicios se viven hoy en día (algo así como el final casi forzado y disparatado del documental de la Enmienda XIII). Y los diálogos lo resaltan, una y otra vez.

El escenario es claustrofóbico, como si alguien los pusiera ahí para que se pelean en una jaula, el estallido era inevitable y la confrontación era predecible. Y sólo si las prejuiciadas hacían todo bien, sin lugar para el error, merecían una fútil recompensa y reconocimiento. Un flagelo sin fin.

La música es recreada por el trío Benjamin Wallfisch, Pharrell Williams y Hans Zimmer. El cantante de “The Voice” compone algunos temas para la obra que quedan inverso de tal manera que conforman unas buena mixtura entre comedia y severidad entre lo ocurrido.

Este largometraje tiene a pensar que uno debe estar constantemente en guerra con el otro para conseguir un mínimo de derecho. Simpática hasta el fin pero con muchas ganas de caerte bien con historias que posiblemente se merecían otro homenaje, lejos, para dejar de ser una simple campaña.