Iba a suceder tarde o temprano, sucedió cuando debía (a diez años exactos del acontecimiento): alguien iba a filmar un drama aleccionador sobre el 11-S. Aquí hay un chico que ha perdido a su padre y anda con una llave tratando de develar algo así como un misterio, y si esto le recuerda La invención de Hugo Cabret, responde al deseo de ambos films de contar algo “importante” a través de lo que se supone que es la mirada de un niño. Decir que Tan fuerte... es una mala película es exagerar. No lo es y no carece de elementos atractivos (la aparición de Tom Hanks, Sandra Bullock y el gigantesco Max Von Sydow -nominado al Oscar por este trabajo, cuando tanto lo mereció por su labor con Bergman o la magistral El Exorcista) o de momentos que convoquen una emoción genuina. Pero también el espectador tiene derecho de sospechar -sobre todo en la pretensión esteticista o, más bien, “lindurista” del realizador Stephen Daldry, aquel que filmó Billy Elliott y perpetró Las Horas- que no se trata más que de un gran camelo, una novela de la niña Andrea del Boca con las Torres Gemelas como excusa.