La infancia y las decisiones que ayudan a un niño o adolescente a madurar son temas que estuvieron presentes en dos de las tres películas pasadas dirigidas por Stephen Daldry ("Billy Elliot" y "The Reader"). En esta oportunidad, sin lograr destacarse como lo hizo en la producción protagonizada por Jamie Bell, cuenta un relato triste sobre un hijo que queda destruido y cegado por la pérdida de un ser querido, desarrollando una melosidad y un exceso dramático que en todo momento juega con los sentimientos del espectador, impidiendo que las diferentes reflexiones de la propuesta florezcan y logren traspasar esa sobreexpuesta barrera emocional introducida.