Los amigos ¿Cómo hacer un film sobre Astor Piazzolla sin caer en los lugares comunes de una biopic clásica? Esta es la pregunta que se debe haber hecho Rodrigo Vila (Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica, 2013) a la hora de encarar Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla, (2017), un recorte sobre la vida y obra del creador de Adiós nonino y Balada para un loco pero narrada a partir de una amistad inclaudicable. Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla parte de una premisa: narrar la amistad entre Astor Piazzolla y José Pons, un arquitecto mendocino afincado en Francia. Ambos se conocieron tardíamente cuando estaban por cumplir los 50 años y de inmediato nació una conexión de hermandad, que además estuvo signada por una serie de episodios que tanto al uno como al otro les sucedían casi al unísono. Vila aprovecha esa excusa para proponer no solo un diálogo sobre Piazzolla sino también una mirada sociocultural a la época. Paris y Buenos Aires, el tango y el folklore, la dictadura y la democracia, música y fotografía, Atahualpa y Mercedes Sosa, Jairo y Horacio Ferrer, Amelita Baltar y Jacqueline Pons, el éxito y el fracaso, la vida y la muerte. Lugares, circunstancias, anhelos y personajes que rodearon a Astor Piazzolla en el recorte temporal que el autor decide hacer. Vila se nutre de material de archivo inédito, visual y sonoro, de naturaleza home video (video hogareño) y grabaciones musicales personales, para narrar los acontecimientos a través de los recuerdos de José Pons (en la voz de Boy Olmi). De esta manera se muestra a un Piazzolla entre amigos, en una intimidad desacartonada, relajado y lejos de cualquier postura impuesta. Además le sirve para mostrar una época de exilios, dictaduras, partidas y regresos. Pero más allá de todo, y básicamente, Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla es una película sobre la amistad. La de dos hombres signados por el mismo destino de vivir y morir casi al mismo tiempo, de compartir gustos, placeres, amigos y la devoción del uno por el otro. Al igual que en Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica, Rodrigo Vila logra darle una vuelta de tuerca al documental biográfico para contar la historia de un personaje "popular" desde una perspectiva diferente.
Amistad, música y memoria Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla es la historia de una amistad tardía. "Nos conocimos cuando cumplíamos 50 años", cuenta la voz de Boy Olmi, que evoca al entrañable José Pons, amigo de tantos artistas argentinos visitantes de París en los 70. El encuentro con Astor Piazzolla, casi como un flechazo, se produjo en aquella Francia de bohemia y tango, de los herederos de la pasión por Gardel, de los años del exilio. Esa inesperada hermandad, las cartas escritas y las reuniones en la casa de los Pons en la Rue Descartes son el eje del documental de Rodrigo H. Vila (Mercedes Sosa. La voz de Latinoamérica), construido sobre la base de grabaciones inéditas (como una versión hogareña de "Balada para un loco" con el bandoneón de Piazzolla y la voz de Amelita Baltar), de recuerdos de los que siguen vivos (muy emotivo testimonio de Jairo) y de una mirada muy cercana a Piazzolla, a sus confidencias y memorias solitarias. Vila teje la relación de Pons y Piazzolla con notable calidez y sin ninguna condescendencia. Sus personajes están ahí, emergen de las fotos que quedaron de ellos, de sus tardes con Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa, de los cumpleaños y las canciones compartidas. Con guiños a Buñuel y citas de Oliver Sacks, Tango en París proyecta la memoria hacia el presente, hacia el ahora, como esas canciones que suenan distinto cuando se tocan otra vez.
Amigos son los amigos Por el valor documental de las imágenes y grabaciones, muchas inéditas. Hay muchas maneras de abordar el mundo de Astor Piazzolla. Sus creaciones, sus vínculos, su vida. La que elige Rodrigo H. Vila en Tango en París, recuerdos de Astor Piazzolla entremezcla, porque ése sería el mejor término más que combinar, lo privado, lo íntimo, con su arte. Cuando el músico argentino vivió en el exilio, tuvo un gran amigo en José Pons. Piazzolla pasó muchos buenos tiempos con él, y el documental lo que hace es recabar y aprovechar grabaciones de audio que habían permanecido inéditas hasta ahora, lo mismo que filmaciones en Súper 8, fotografías y escritos. Y también cuenta con el testimonio de gente que lo conoció de primera mano, como Amelita Baltar, Horacio Ferrer y Jairo, más Jacqueline Pons, la viuda del amigo de Piazzolla. Pons y el bandoneonista se conocieron de manera casi fortuita, ya que él y Jacqueline coincidieron en un avión. En París se forjó la amistad. Rondaban ya los 50 años y se hicieron casi inseparables. En la casa de Pons, por ejemplo, Piazzolla conoció a Atahualpa Yupanqui, comió locro y se juntó con otros argentinos errantes. Las anécdotas, entonces, abundan, y son el fruto más apreciable de este documental.
Con buen material de archivo, un valioso documental sobre Astor Piazzolla, que será alegría para los fans. Con un texto inspirado, en la voz de Boy Olmi, aunque acaso demasiado extenso para un documental sobre música.
“Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla” (2017) es el sentido homenaje que el realizador Rodrigo Vila (“Cantora”, “Mercedes Sosa…”, etc. propone a 25 años de la muerte del renovador de la música rioplatense. Sí bien la película parte de una historia de amistad particular entre Piazzolla y el representante exiliado de músicos, José Pons y su mujer Jacqueline, el relato termina por convertirse en el claro testimonio de una etapa oscura de nuestro país al inevitablemente hablar del autoexilio. Rodrigo Vila es uno de los realizadores que mejor ha comprendido, y de una manera acabada, el rol de la cultura popular en la idiosincrasia de los argentinos como determinante de estereotipos y tipos. Aún dejando de lado los estereotipos, lo importante, es que en sus trabajos es la pasión y el respeto por aquello que está siendo analizado por él como clave y meta, como impulsora del relato y como análisis de la misma. Si en sus últimas dos películas trabajó con los mitos de Mercedes Sosa y Boca Juniors en este punto Piazzolla permite unificar su pasión por las figuras populares y su deleite al trabajar con una figura que en su momento fue vapuleada y criticada por la misma prensa que hoy en día lo extraña y lo pone en un pedestal. El archivo de imágenes en Super 8, fotografías y entrevistas a viva voz permiten transitar de manera dinámica las posibilidades que la figura de Piazzolla y también la de Pons constituyen en sí mismas. Los encuentros y las charlas las celebraciones y la distancia, el tiempo como fundador de sentido y eliminador de cualquier reticencia, son sólo algunas cuestiones que una película como ““Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla” dispara. Manejar hábilmente el relato dosificando números musicales e imágenes del archivo personal de la familia Pons, para avanzar en la descripción minuciosa de Piazzolla y su vida particular en ese momento histórico. La vida entre Buenos Aires y París, Paris como lugar ideal para estar, mientras que Buenos Aires será el lugar qué rechazara su figura y Europa presentada como la posibilidad de avanzar y sentir. A pesar de algunos lugares comunes y sobrecarga de archivo, Vila profundiza su faceta documental de una manera hábil e ingeniosa proponiendo un viaje al pasado para repensar este mito del tango y su influencia actual. 25 años no es nada, y mucho menos para un hombre que supo hacer de su pasión un oficio, y dentro de ese oficio, su continua búsqueda, un camino que el director también está propuesto a hacer, y, lógicamente, también el espectador. “Tango en París. Recuerdos de Astor Piazzolla” es una película para los fanáticos, para los que alguna vez se emocionaron con la música de Piazzolla, y, principalmente, es una película para analizar, de manera tangencial, qué hacemos con nuestros mitos fundantes luego de su muerte.
Llega a la pantalla grande este documental de la mano del director y guionista Vila del cual hace no mucho tiempo vimos otro documental sobre “Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica” (2013). Aquí muestra como fueron sus días cuando estuvo Piazzolla en París en 1971 y el recuentro con otros artistas. Mucho material inédito aportó Jacqueline Pons (bretona y esposa del cuyano José Pons), testimonios, grabaciones audio, fotos, cartas, filmaciones, entre otros. Varios testimonios entre ellos el de Jacqueline Pons que brindó su valioso testimonio y se relacionó con varios artistas como: Roberto Goyeneche, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú, Susana Rinaldi y hoy mantiene una amistad que perdura en el tiempo con la familia de Piazzolla, como así también la de otros artistas. Para conocer un poco más y disfrutar parte de la vida del bandoneonista y compositor argentino Astor Pantaleón Piazzolla (1921-1992).
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