Tár es una de esas películas que te puede traer problemas si la recomendás.
Y es raro que así sea dado a que no solo está nominada al Oscar sino que posee una descomunal performance de su protagonista Cate Blanchett, cuasi hipnótica.
¿Entonces cuál es el problema? Es extremadamente aburrida y/o extremadamente larga.
Y no es que no tenga ritmo, sino que se toma demasiado tiempo para establecer (de forma repetitiva) varias cuestiones en cuanto al comportamiento del personaje.
El director Todd Field genera una atmósfera dura, tanto como la composición en la cual Tár se encuentra trabajando y hay grandes paralelismos con la música. Es decir, con el score. Algo que por obviedad y que por definición sucede en todos los films, aquí se encuentra exacerbado dado la temática de la película.
Y así nos metemos en la euforia total, en un drama psicológico donde Blanchett brilla por lo siniestro, lo egoísta y por estar al límite.
Y eso es lo mejor del film ya que no hay mucho más que aportar sobre la puesta dado que es todo muy correcto y sin mayor sobrevuelo.
Así que vuelvo a lo que establecí al principio: un gran relato, que juega a la biopic (pero ficticia) que pierde potencia por repetición y duración.