La sinfonía de la locura.
Lydia Tár, una respetada y talentosa compositora y directora de orquesta magistralmente interpretada por la actriz australiana Cate Blanchett, vive un gran dilema en la nominada al Oscar a Mejor película Tár (también cuenta con otras cinco nominaciones entre las cuales no podía faltar la de su protagonista excluyente). ¿Pueden sus traumas y problemas personales interferir notoriamente en su labor como profesional de alto nivel y en su producción artística? ¿Es su fuerte rigor y también su abuso de poder hacía otros músicos a cargo, conductas condenatorias y hasta cancelatorias en pos de su talento? Finalmente, propongo otro interrogante: ¿se debe separar la vida personal y privada del artista, de la laboral y creativa? Estas preguntas y algunas más son las premisas en donde se apoya el actor y director norteamericano Todd Field en su tercer largometraje, un sentido y por momentos complicado drama psicológico.
Lydia, esta severa mujer madura, dirige la prestigiosa Filarmónica de Berlín. Todos sus colegas la admiran y respetan. Está casada con otra música, una violinista llamada Sharon (Nina Hoss) y ambas son madres de una bella e inteligente niña pequeña. Todo parece ideal en la vida de Lydia, pero una parte oculta de su ser demuestra lo contrario. No puede evitar tener el deseo de acosar a cualquier integrante joven de la orquesta, muchachas como la nueva violonchelista rusa Olga. O su autoimpuesto nivel de exigencia con su obra que la está dejando en un estado mental al borde del colapso y la locura. La acusación que enfrenta Lydia en un momento de la enrarecida trama complicará aún más su carrera, que está llegando a su apogeo, y de paso de su existencia.
El trabajo de Cate Blanchett, como se dijo nominada al próximo premio Oscar como Mejor actriz, bordea lo soberbio. Lydia Tár es un personaje duro, complejo, lleno de matices, pero sin embargo Blanchett logra transmitir con su magnífica interpretación toda la intensidad que vive la directora de orquesta, función por la que es criticada sin miramientos en esta ficción. Tár no sería lo que es, un gran retrato sobre la extraña psicología de una artista, sin la subyugante presencia de Blanchett. Su director Todd Field, un realizador un poco fuera de lo común, con tres peliculas muy diferentes entre su carrera, En el dormitorio (2001), Secretos íntimos (2006) y la que hoy reseño, comenta que cuando comenzó a pensar en este proyecto, después de 16 años sin filmar, no podía imaginar una mejor actriz para ocupar el rol de la música Lydia que Cate Blanchett. Su intuición no falló.
Uno de los grandes logros de Todd Field es plasmar formalmente en surrealistas imágenes toda la angustia que sufre Lydia. Ella comienza a tener inquietantes sueños dónde su cordura está llegando al límite. Dibujos, escenas reveladoras y muchos recursos más, serán parte de un relato que se tornará fascinante. La sintonía que le toca dirigir a Lydia, junto a la impresionante orquesta que la acompaña, es una donde la locura vive en cada nota. Tár es una película apasionante, llena de emoción. Pero también una concreta y maravillosa experiencia audiovisual. De los estrenos cinematográficos que nos ofrece este reciente año 2023 hasta la fecha, este film es de los más logrados, sinceros y recomendables que se puede ver y disfrutar. No es poco.