El regreso del hombre mono en 3D
Hay historias que son atemporales. No importa cuántas adaptaciones, reescrituras, homenajes y refritos se hagan, la esencia siempre es la misma y funciona. Estas obras que pueden mantener su validez a través de los tiempos, son las que se convierten en clásicos. La historia de Tarzán es una de ellas, y en esta oportunidad llega -una vez más- a la pantalla grande.
La gran pregunta es ¿Era necesaria otra remake? Y la respuesta es sí, porque ahora el séptimo arte cuenta con una poderosa herramienta con la que nunca contó una adaptación previa de Tarzán: el 3D. Y a diferencia de gran parte de las películas live-action, en las animadas la tridimensionalidad pisa con fuerza y se hace sentir, y disfrutar.
De la mano de Constantin Film, una productora alemana en alza, llega esta nueva adaptación que deslumbra visualmente y replantea una vez más ese interrogante que surgió con fuerza allá por el año 2001 con el estreno de la película de Final Fantasy: Hasta qué punto la animación digital es capaz de reemplazar a los actores de carne y hueso. Por ahora nos podemos quedar tranquilos, ya que la impresionante precisión de expresiones y movimientos que podremos ver en esta película se da gracias a la técnica de captura de movimiento.
En los roles protagónicos participaron los actores Kellan Lutz y Spencer Locke, prestando no sólo sus cuerpos sino también sus voces. Como dato de color, el doblaje al español latino que escucharemos en nuestras salas, fue realizado en Argentina.
El realismo logrado en la animación de los simios también es asombroso, al igual que los paisajes y toda la fauna y flora de este universo recreado para Tarzán.
La historia no podía volver a aparecer en la pantalla grande sin una vuelta de tuerca, y es así como esta vez se introduce el concepto de poderosas energías alternativas alienígenas, que serán el leitmotiv de los villanos de la película.
Todo esto puede sonar un poco descabellado, pero tiene su lógica dentro del relato. Y tampoco necesita ser una muy precisa ni irrefutable, ya que se trata de una película claramente apuntada al público infantil.
La cinta tiene la duración justa para que esos locos bajitos se mantengan atrapados con la historia y entrenidos en sus asientos durante toda la peli, y se deja ver por los más grandes, acompañada con una hermosa banda de sonido y una buena dosis de risas.