Tarzán

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Tarzán revisionista en una animación no muy lograda

He aquí, y por poco tiempo, una versión truchona y modernosa de la vieja historia a la que pocos se acercan. Esta vez el señor y la señora Greystoke mueren en un accidente de helicóptero mientras rastrean el lugar dond hace millones de años cayó un meteorito cuyo contenido podría aliviar notablemente los problemas energéticos del mundo. Sólo se salva el pequeño, que es criado por los gorilas, etcétera. Ya grande, se le aparece la confianzuda Jane Porter, rubia ecologista en malas compañías. En efecto, la acompaña un tal William Clayton, actual Ceo de la compañía Greystoke, lógicamente interesado en la buena fama del meteorito.

Lo que pasa es previsible, de entretenimiento mediano, calidad técnica muy standard, acabado irregular y humor tedesco. Su responsable es el ya veterano Reinhard Klooss, hombre que empezó su carrera a comienzos de los 90 como guionista, productor y ocasional director de comedias familiares (alemanes de vacaciones por Italia, Mallorca, Ibiza) y aventuras para chicos, hasta recalar últimamente en la producción de dibujos animados de consumo interno, como "La isla maravillosa de Impy" o "Animals United" (título original, "Konferenz der Tiere"), cuyos bichos están dibujados a imitación de los de "Madagascar".

Comparado con los anteriores, el "Tarzán" que hoy vemos significa un paso adelante, al menos en algunos aspectos. Por ejemplo, el personaje protagónico luce bastante bien hecho y tiene cierta plasticidad (está construido sobre los movimientos del figurín Kellan Lutz, uno de los plomazos de "Crepúsculo"). Y los paisajes selváticos están bastante bien. Pero otras figuras y otras partes resultan menos presentables. Y del guión mejor ni hablemos. La culpable es Jessica Postigo, también guionista de "Cazadores de sombras".

Ya lo dijimos, una versión medio truchona. Digamos ahora, para compensar, algo bueno de Reinhard Klooss: él también produjo "Comedian Harmonist", fuerte drama de Joseph Vilsmaier sobre un sexteto que realmente existió y que fue muy popular a comienzos de los 30. Hasta que en 1934 alguien los miró feo: tres de los seis miembros del grupo eran judíos. Pero ésa es otra historia.