Hace 20 años Luc Besson concibió Taxi, una película dirigida por Gérard Pirès que se destacó entre las grandes producciones del género de acción en los años ´90.
Recuerdo que en su momento fue un film que se recomendó muchísimo a través del boca en boca y representó un soplo de aire fresco entre las propuestas de este tipo.
Más allá de las secuencias de acción con los autos que eran increíbles, la película de Pirès trascendió por la tremenda dupla que conformaban Samy Naceri, el repartidor de pizzas más rápido de Marsella, y Frédéric Diefenthal como el detective Coutant-Kervalec.
Una joven Marion Cotillard, antes de ser famosa en Hollywood también le aportaba simpatía a la trama.
Taxi combinaba a la perfección la comedia de enredos con el cine de acción y eventualmente se convirtió en una de las franquicias más taquilleras en la historia del cine francés. Además de convertir al Peugeot 406 en uno de los vehículos icónicos del género.
Aunque las tres continuaciones, estrenadas entre el 2000 y el 2007, no consiguieron superar a la entrega original, fueron filmes entretenidos que se dejaban ver por la buena química de los protagonistas.
Este año Besson, que últimamente no la pega con sus proyectos, produjo una nueva entrega de la saga que es realmente un espanto.
Dudo mucho que algún fan de la franquicia original se enganche con esto ya que la mediocridad de esta película es abrumadora.
En principio la historia no tiene el mismo atractivo sin los protagonistas originales y los nuevos personajes no despiertan el menor interés por el conflicto.
La quinta entrega decepciona con una representación pobre de todo lo bueno que tuvo la franquicia en el pasado.
Las secuencias de acción con los autos son bastante genéricas para tratarse de una entrega de la saga Taxi y no ayuda para nada el tono idiota de la comedia que da vergüenza ajena.
Los chistes no son graciosos y se centran en burlarse de enanos, mujeres gordas y situaciones escatológicas.
Por cierto, este fue el motivo principal por el cual Frédérick Diefenthal rechazó ser parte de esta producción, debido a que no estaba de acuerdo con este tratamiento de la comedia.
La ausencia de Samy Naceri se relacionó con el hecho que el director Frank Gastambide le ofreció un cameo al final de la historia, algo que el actor consideró un insulto después de haber protagonizado cuatro entregas.
El film de 1998 y sus continuaciones era películas bien realizadas que no necesitaban caer permanentemente en el mal gusto para hacer reír al público y esto es algo que se perdió bastante en el género de la comedia actual.
La nueva entrega levanta un poco hacia el final pero hay que hacer un esfuerzo para completar los 90 minutos previos.
Taxi 5 lamentablemente resultó otro exponente de ese cine idiota que también se produce en Hollywood en el último tiempo y en este caso termina por arruinar una saga decente que solía traer buenos recuerdos.