Ed Helms se ha convertido, desde su explosivo personaje de ¿Qué pasó ayer?, en "el hombre detrás de la cortina" de un estilo de comedia que combina la nostalgia por la juventud perdida con una urgente necesidad de catarsis para enfrentar, desde el humor, la neurosis moderna. Casi heredera de la lógica muda, ¡Te atrapé! se afirma mejor en la resolución de algunos gags físicos y en el contraste entre la aparente seriedad de hombres adultos y la impunidad del ridículo de las bromas, que en la elaboración de una sólida estructura narrativa. Todo es autoconsciente excusa para poner en evidencia la mueca amarga detrás del humor que hace ya varias décadas había desnudado la italiana Amigos míos, de Mario Monicelli con más que algún detalle argumental en común.
La historia de cinco amigos que en mayo suspenden sus responsabilidades para perseguirse como en su niñez, encuentra en la puesta de Tomsic un registro mecánico, preocupado en exceso por el ritmo al que por momentos ahoga en un falso vértigo. Con algunos personajes superficiales y sin terminar de resolver el componente femenino más que como mero agregado (rayano en lo exasperante en el caso de la "novia" de la adolescencia que interpreta Rashida Jones), la película funciona en su espíritu anárquico pero sin la absoluta libertad a la que podría haber aspirado.