El Hollywood actual da para todo. Si algo como los emojispueden tener una película de índole narrativa, ¿por qué no iba a tenerlo la famosa mancha?, ese viejo juego del patio de recreo en que nos perseguíamos mutuamente tratando de pasarle la “mancha” a otro. Te atrapé! lleva esto a otro nivel. Pero contrario a la creencia popular, no se trata de una exageración hollywoodense sino de una historia tan bizarramente real que pudo haber salido de la cabeza de alguno de sus ejecutivos.
Los Niños Internos
Cada año, durante el mes de mayo, cinco amigos juegan un intenso juego de la “mancha”, pero este será diferente ya que uno de ellos, el campeón invicto que nunca ha sido “manchado”, se retira del juego dado a que está por casarse. La trama se complica cuando los cinco amigos se comprometen a no hacer ninguna movida durante la ceremonia, que es el momento donde más vulnerable estará dicho campeón. A partir de aquí no serán pocas las tentaciones para romper esa regla. Principalmente, por los métodos extremos de los amigos para “mancharse” el uno al otro.
A nivel guion Te Atrapé! resulta ser una película entretenida en lo más esencial. El prospecto de ver a hombres maduros incurrir en juegos de niños es tan gracioso como lo hacen parecer los trailers. Pero no es solamente la ridiculez inherente en ello lo que entrega las risas, sino el tono exageradamente dramático, digno de una película de acción o espionaje, que asumen a la hora de jugar dicho juego.
Sin embargo no todo son rosas para el guion. Si hay un problema que achacarle a Te Atrape! es su falta de riesgo. Las reglas básicas de la narración determinan que a la hora de establecer un conflicto también se necesita establecer qué puede ocurrir si no se resuelve. Aquí el único riesgo, o lo que presentan como uno, es que el campeón invicto se retire como tal. No es un riesgo que pesa, no es algo que pueda dejar a los personajes peor de lo que ya estaban. Está bien: se supone que es algo lúdico, pero si este es un juego de la mancha que por ser distinto a los otros vale la pena ser narrado, tenés que mostrar lo que les puede costar perder una vez más. Hay intentos, tales como sostener en la adultez una amistad que data de la niñez, y eventualmente todo tiene su explicación -la cual no daré porque significaría entrar en terreno de spoilers- pero no obstante, sí se puede anticipar que se trata de un deus ex machina con todas las de la ley que los más exigentes se lo achacarán en contra (y con justa razón), mientras que otros podrán perdonárselo (también con justa razón) dada la procedencia verídica de la historia.
En materia actoral tenemos efectivos trabajos interpretativos de Jon Hamm, Jake Johnson y Jeremy Renner, pero quien se devora la película con su carisma desde la primera escena es Ed Helms. Es de destacar el entusiasmo del plantel de actores al entregarse a los aspectos más lúdicos de la historia. No hay un solo piloto automático aquí: la idea de volver a ser niños se la tomaron muy en serio.
Por el costado técnico, la dirección capturó ese tono exageradamente dramático para un juego de niños que proponía el guión y lo aplicó en el aspecto visual valiéndose de la cámara lenta, el montaje rítmico y planos con expresividad distorsionada.
Conclusión
Te atrapé! se vale de unos actores y una puesta en escena que abraza lo lúdico de su premisa, incurriendo en un dramatismo exagerado al cual sabe cómo usar a su favor. La falta de un riesgo tangible puede ser lo que le quite lustre para quedar en el recuerdo, pero como entretenimiento es lo suficientemente cumplidor.