Al acecho
Te sigue (It Follows, 2014) sigue una premisa siempre efectiva del cine de terror: aquello que se sugiere es siempre más terrorífico que lo que se materializa en pantalla.
Lo demostró M. Night Shyamalan en Sexto sentido (The Sixth Sense, 1999) pero la cuestión viene desde hace tiempo. El productor de clase B de los años cuarenta Val Lewton, inventó el término “terror sugestivo” por aquellos años. Las razones surgen de una carencia: la falta de presupuesto incentivaron la imaginación para crear miedo con el sólo uso de luces y sombras, movimientos de cámara y una narrativa utilización del sonido. Se hacía así presente la ausencia con aquello que sugiere el fuera de campo.
La película dirigida por David Robert Mitchell nos presenta a una chica que huye despavorida por las calles, sin rumbo ni destino. No le avisa a nadie ni pide ayuda a sus familiares ni vecino. Corte a la chica muerta de una manera atroz. Desconocemos el motivo del brutal asesinato pero sabemos de la falta de piedad de la fuerza ejecutora.
Luego de semejante prólogo comienza una película de adolescentes bastante típica, en donde una chica sale con su novio hasta tener relaciones en su auto. Empezamos a entender el origen de la maldición: una extraña fuerza sin forma ni rostro reconocible (puede mutar en cualquier persona) sigue a la víctima, esté donde esté y sin motivo alguno, hasta matarla. Sólo hay una manera de sacarse el problema de encima: acostándose con alguien se pasa la maldición vía sexual a otra persona (¿Metáfora del SIDA?). Genial idea que toda buena película de terror debe tener para ser recordada.
Con este comienzo la historia sugiere mucho y promete más, sumado a su particular modo de filmación setentero, en alusión a los slashers de antaño. Pero también el espacio y tiempo del relato construyen el “te sigue” del titulo. Los travellings in y out (como si se tratase de la cámara que circulaba por los extensos pasillos del hotel de El resplandor) cimientan la presencia espacial de la fuerza destructiva que se corporiza en cada movimiento de cámara. De igual forma funcionan los planos generales con profundidad de campo, que ubican espacialmente el terror en cualquier punto distante del plano. Otro recurso también usado en el clásico film con Jack Nicholson son los fundidos encadenados, que grafican la incipiente amenaza con leves elipsis temporales que articulan escenas marcando la cercanía del mal.
Tenemos entonces una gran idea, desarrollada audio visualmente con el trabajo sobre el tiempo y el espacio, para generar el terror ausente que al materializarse de forma violenta, causa el horror por la irracionalidad de su reacción. El miedo se corporiza en cada plano, y el ataque físico se hace inminente.
Te sigue es una pequeña joya del género que, tras pasar por el Festival de Cannes y el último BAFICI, invita al terror más profundo, sin efectismos ni grandes presupuestos, con una gran idea y una máximo capitalización de los recursos cinematográficos para infundir el miedo escena a escena.