Terror venéreo.
Afirmar que It Follows es una pavada sería pecar de escueto en una apreciación argumental. Su trama es inverosímil e improvisada sin atenuantes. Por otro lado, decir que es una película de terror sumamente efectiva también sería justo, gracias a un trabajo muy fino de su director en ambientación y fotografía. Es un híbrido raro, que no convence, pero sí asusta.
No hay motivos ni explicaciones. Las cosas suceden porque sí, de principio a fin. Los afines al esoterismo encontrarán sustancia simbólica para rellenar el vacío argumental, pero lo cierto es que el guión de It Follows no posee mayor complejidad ni sofisticación de lo que podría ser la opera prima de un adolescente púber que jamás ha leído un libro. Es una historia ingenua, poco creativa y terriblemente inconsistente, que a pesar de sus falencias en lo narrativo logra cautivar al espectador con un gran despliegue visual y excelencia rítmica. Se ve y se respira terror casi sin interrupciones. Los escenarios, los personajes y las circunstancias son tétricas, y es difícil no quedar envuelto en el aura de suspenso permanente muy bien propuesto por el director.
It Follows posee lo peor del cine de terror adolescente americano y lo mejor de la cinematografía de suspenso adulta. En ese híbrido se desarrolla el filme, que dividirá a la audiencia en amantes y detractores. Los que solo se enfoquen en su capacidad de generar miedo la adorarán. Los que, por el contrario, no reparen en el cómo sino en el qué, estarán decepcionados. Yo voy a pararme en el medio y reconocer que es una estupidez, pero de las que asustan.