Crónica de una restauracíon improvisada
Extraño coctel de imágenes sin sentido acompañadas de imperdonables falencias técnicas es la propuesta del realizador argentino Bebe Kamin (Los chicos de la guerra, 1984) en el documental Teatro Colón, música, palabras, silencios (2010) que puede verse la sala Incaa Doc de Capital Federal.
La idea original o al menos lo que decía la sinopsis en la gacetilla de prensa de la película, era la de reflejar un momento del periodo de restauración de uno de los máximos iconos de la arquitectura Argentina como lo es el Teatro Colón. De esta manera el film centraría su trama en la convergencia de toda la fauna estable del teatro con los que vinieron de afuera para remodelar las obras. Premisa que en la película no queda del todo claro y hasta resulta confusa.
Además de los serios problemas en la estructura narrativa, que hasta podrían parecer adrede para denotar cierto modernismo cool enmarcado dentro de la nueva era del documental argentino, Teatro Colón, música, palabras, silencios presenta graves problemas formales desde lo técnico que exponen cierta precariedad y hasta desidia a la hora de cuidar algunos detalles como resultan ser la desprolija construcción de los encuadres, la fotografía distorsionada que en nada favorece a sus protagonistas y un montaje que por momentos suena a improvisado y carente de coherencia.
Mezclando testimonios de restauradores con imágenes de alguna función de gala con muy poco sentido de la estética y la narración, Teatro Colón… no es más que un fallido documental acerca de un momento histórico que se hubiera merecido un mejor tratamiento artístico.