Teatro de guerra

Crítica de Gustavo Castagna - Subjetiva

“Teatro de guerra”, de Lola Arias
Por Gustavo Castagna

A todo o nada. A explorar esa zona de riesgo donde confluyen el cine y el teatro, casi siempre con resultados pobres. A escarbar sin vueltas en esa tensa relación conflictiva entre dos lenguajes diferentes, a través de una convivencia errática solo disimulada con algún instante de placer.

En efecto, el combo cine / teatro o teatro / cine se asemeja a una pareja ocasional, que disfruta de su infidelidad solo por un rato, a escondidas del resto del mundo y que, más temprano que tarde, el resultado surge como escuálido, olvidable, riesgoso pero hasta inválido desde sus procedimientos formales.

Lola Arias, celebridad internacional y local proveniente del teatro, fue a ese todo o nada con Teatro de guerra: reflejos, ecos y recuerdos de Malvinas, juegos, performances, cruces de lenguajes, improvisación, certezas, entrevistas a cámara, representación del conflicto, “la caja cerrada” acorde a una puesta teatral invadida por el juego, el happening, la pregunta sin respuesta, hasta la duda.

Un puñado de ex combatientes se reencuentra luego de aquella (inútil) guerra. Enemigos ahora conversando y representando aquella acción: canciones, segmentos rockeros, bailes, una obra en construcción, una pileta de natación, máscaras del dolor que están y ocultan aquel horror pero que también se desnudan ante el relato a cámara, como si se incorporaran a un confesionario bélico metido en un pozo frente a la inminencia de las bombas. O de la muerte.

Y también se habla de la muerte, se la representa, se la actúa, se la corporiza desde los individuos convocados por la directora para recordar aquel cara a cara con la nada y la sinrazón. O con la victoria o la derrota. O la nada misma, otra vez.

Teatro de guerra rememora algunas puestas performáticas de fines de los años 60 e inicios de la siguiente década concebidas por un cine argentino independiente, erigido desde la creatividad del llamado Grupo de los 5 (con cineastas que trabajaban en publicidad: Paternostro, Fischerman, Bécher, De la Torre). El reflejo más notorio surge desde The Players versus Ángeles Caídos (1970, de Alberto Fischerman), desde su construcción espacial y temporal hasta la inclinación por el juego, la performance, lo lúdico y hasta aquello que se propone como “político” a través de símbolos y metáforas.

Zona de riesgo, en fin, es aquello que trasunta y expone Lola Arias en los ochenta minutos de Teatro de teatro, una película que la tomás o la dejás. Y hasta con aelgría o malhumor.

Te amo, te odio pero dáme más parece decir este nuevo encuentro entre el cine y el teatro (o al revés).

Pero la convivencia ´- otra vez efímera – , en esta ocasión, termina dejando varios instantes favorables.

TEATRO DE GUERRA
Teatro de guerra. Argentina/Alemania/España, 2018.
Dirección y guión: Lola Arias. Fotografía y cámara: Manuel Abramovich. Clínica de proyecto: Alan Pauls. Montaje: Anita Remón y Alejo Hojman. Sonido: Sofía Straface. Producción: Gema Films, Gema Juárez Allen y Alejandra Grinschpun. Intérpretes:Lou Armour, David Jackson, Rubén Otero, Sukrim Rai, Gabriel Sagastume, Marcelo Vallejo. Duración: 81 minutos.