Con una gran producción y cameos de muchos famosos, esta segunda parte de Ted, el oso políticamente incorrecto, no tiene la frescura de la primera. Termina ,siendo un alegato por el reconocimiento de la humanidad del peluche, más tierno que gracioso. Siempre con ese humor zafado y llamado “fumón” (hecho por quienes parecen estar drogados), pero ya sin sorpresas.