Lejos del original, pero aún divierte
Partiendo de un argumento más absurdo que gracioso, “Ted 2” está por debajo del nivel del original, pero tiene una batería de buenos gags y una imaginativa dirección de Seth Mac Farlane.
Un argumento sobre un juicio por los derechos civiles es lo último que se podría esperar de la secuela de "Ted", la comedia negra sobre un osito de peluche que fuma marihuana y es en general una pésima influencia para su amigo del alma interpretado por Mark Wahlberg. Pero de esto se trata "Ted 2", ya que el oso está casado con una chica y, en medio de una crisis matrimonial, la pareja decide que la solución es adoptar un niño, lo que no sólo les es denegado sino que, además, provoca una serie de investigaciones del Estado sobre la vida de Ted que lleva a declarar que él no es una persona sino una propiedad, lo que determina que no pueda adoptar hijos ni tampoco tener trabajo, ni obra social, y ni siquiera estar casado.
Así que el resto del film es un juicio para demostrar que el osito puede ser considerado una persona, lo que en realidad es más absurdo que divertido, aunque a lo largo del film hay buenos gags que salvan el conjunto, que además, incluye personajes de lo más extraños a cargo de actores como Giovanni Ribisi o el mucho más serio Morgan Freeman.
Pero, básicamente, "Ted 2" está por debajo del nivel del film original -que se convirtió en una de las comedia prohibidas para menores más taquilleras de todos los tiempos- y no es otra cosa que una trama totalmente disparatada intercalada por una batería de gags, algunos de los cuales funcionan bastante bien.
La imaginativa dirección de Seth Mac Farlane que además es la voz del oso- ayuda para que la película se deje ver amablemente, si no se espera algo parecido a la primera formidable "Ted".