Ted Bundy fue uno de los mayores asesinos seriales de la historia, y su vida tiene suficiente sabor como para una película. Salvo por los actores, especialmente Zac Efron, el problema de este film es que su puesta en escena es totalmente desabrida. Podían contarse muchas cosas, podía ser una película realmente perturbadora. Queda en un docudrama que no desentonará en la ventana digital.