El «carilindo» de Zac Efron utiliza sus encantos para interpretar a Ted Bundy, uno de los famosos asesinos seriales que durante muchos años negó haber cometido los crímenes.
La historia cuenta cómo Elizabeth Kloepfer (Lily Collins), en los años 70, se puso en pareja con el estudiante de abogacía Ted Bundy (Efron).
Su vida tranquila y normal se ve afectada cuando alguien identifica a Bundy como responsable del asesinato de unas jóvenes estudiantes. La policía lo detiene y comienza un juicio por diferentes estados, mientras Elizabeth trata de creer que hay una equivocación.
Después del estreno de la segunda temporada de Mindhunter y la participación de Charles Manson en Había una vez… en Hollywood, llega en el momento justo Ted Bundy: durmiendo con el asesino.
La película no entra en detalles de los terribles asesinatos que cometió Bundy, sino en dos puntos de vista durante su juicio. El primero, el de Elizabeth que, en total estado de negación, intenta reconstruir su vida y alejarse de la situación. Y por el otro el de la prensa, que hace un espectáculo del caso, principalmente, apoyado por la personalidad del asesino.
Zac Efron aporta su carisma en los diálogos, pero al igual que el asesino real, es su rostro el que trata de convencer a los miembros del jurado y al espectador. Sólo al final del film Bundy se saca la máscara por unos segundos y vemos al asesino.
Hay un gran trabajo de reconstrucción del juicio, pero como mencionamos no se apoya en la investigación, casi en ningún momento se ve a las víctimas o familiares de ellas. El guion, basado en la novela The Phantom Prince, escrita por la misma Kendall, engaña al espectador y sólo nos muestra una realidad.
Ted Bundy: durmiendo con el asesino elige muy bien a su protagonista y también toma la decisión correcta de alejarse de la reconstrucción policial del caso para mostrar la intimidad de una persona que podría ser cualquiera que conozcamos.