Como sucede con muchas personalidades de la vida real, existen varias producciones sobre el asesino serial Ted Bundy, tanto películas como series. La más reciente es la biopic “Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino” (“Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile”, su título original) que en Estados Unidos directamente se estrenó en la plataforma Netflix, mientras que en Argentina llega esta semana a las salas.
“Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino” es una película que cuenta la historia de uno de los asesinos seriales más famosos de Estados Unidos, pero desde una perspectiva particular: la mirada de su pareja Liz, que se basa en su libro “The Phantom Prince: My Life with Ted Bundy”. Esto genera, por un lado, que la cinta se vuelva original y no caiga en los lugares comunes de este tipo de tramas, donde solemos ver la evolución de una persona aparentemente normal o con ciertos traumas hasta convertirse en un monstruo o un clásico procedimental donde la policía investiga una serie de hechos hasta dar con el culpable. En esta oportunidad nos centramos más en la relación entre los protagonistas y en las cuestiones judiciales del caso de Bundy, en cómo él sostenía su inocencia a pesar de todo. Si bien nos ofrece otro punto de vista, la película se queda corta a la hora de mostrar los aspectos más negativos de esta figura. No se profundizan los asesinatos ni qué se escondía detrás de su aspecto físico que embelesaba a las mujeres; no ahonda en su oscuridad sino que se centra más en su carisma. Sin dudas esto generará cierta polémica y dividirá las aguas entre aquellos que disfruten de un relato distinto y más humano, y los que prefieran conocerlo tal cual fue, mostrando los detalles espeluznantes de este asesino serial.
En este sentido, las actuaciones del elenco sustentan a una historia que nos deja con ganas de más. Zac Efron nos ofrece una gran interpretación al ponerse en la piel de Ted Bundy y mostrar el encanto que lo caracterizaba en el exterior, como también un halo de oscuridad latente en su interior aunque por un tema de la trama no pudo ser profundizada del todo. Está muy bien acompañado por Lilly Collins, quien encarna a Liz, la mujer de Bundy, que a lo largo de muchos años duda sobre su inocencia o culpabilidad, generando mucha empatía con el público, sobre todo con aquellos que desconocen totalmente la historia del asesino. Uno puede ponerse en su lugar y preguntarse si él realmente cometió esos actos o no, debido a su personalidad. Por último, también debemos destacar la labor de Kaya Scodelario, que hace de la amiga de Bundy que lo apoya cuando nadie más lo acompaña. Se puede notar su obsesión por dicho personaje. Los papeles secundarios también están bien elaborados como Haley Joel Olsen, John Malkovich o Jim Parsons, que si bien tienen pequeños roles los hacen muy bien.
En cuanto a los aspectos técnicos, tenemos un buen uso de la banda sonora, como también de la ambientación de época. Tal vez el montaje resulta un poco sucio en ciertos momentos, con cortes abruptos que pasan de una escena a otra. De todas maneras, en la mayor parte del film la narración está bien estructurada, mostrándonos a ambos protagonistas paralelamente, como también se utilizan imágenes o audios de archivo, que nos recuerdan constantemente que la historia está basada en hechos reales.
En síntesis, “Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino” es una película efectiva, que no contentará a todos porque presenta un arma de doble filo: una perspectiva original de la historia que deja de lado el aspecto más siniestro del personaje para enfocarse en el carismático joven. Con muy buenas interpretaciones del elenco y correctas cuestiones técnicas, la cinta provocará ganas de conocer aún más la historia de esta peculiar figura.