Mezclar animación con personajes de carne y hueso no es algo nuevo en el cine de Hollywood, tampoco es novedoso en términos de un filme para adolescentes y adultos (convengamos que Ted no es precisamente un osito cariñoso). Lo novedoso de TED es el humor y la idea de convertir a un oso de peluche (con toda la ternura que eso evoca) en un personaje fiestero, drogón y putañero.
John Bennett (Mark Wahlberg) siempre soñó con tener un mejor amigo. Cuando era chico sus compañeros lo despreciaban y siempre estaba solo. Todo cambia cuando en una navidad recibe un oso de peluche y él, prometiendo que van a ser inseparables, pide que cobre vida. Su deseo se hace realidad y con el pasar de los años ellos conformarán una dupla fiel a su amistad. Ya pasados los 30, John conoce a una hermosa mujer, con quien quiere pasar el resto de su vida. Debe tomar una decisión difícil: continuar con su vida de locura y despreocupación junto a Ted, o asumir la responsabilidad de construir una familia.
En esta primera película de Seth MacFarlane, la historia no se enreda demasiado. El guion es simple y la propuesta también: la elección entre un amigo o el amor de su vida, la fiesta y vida loca o la responsabilidad de formar una familia. Si bien es entretenida, muchas veces se torna repetitiva y, hasta extensa. Sin embargo sirve para pasar un buen rato y distenderse admirando lo bien lograda que está la interacción entre los personajes y lo bizarro que representa este osito.
Los chistes irónicos, xenófobos, sexistas y contemporáneos son de esperar, viniendo del creador de “Padre de Familia”. Sin embargo, este recurso funciona mucho mejor en TV y no en una película que morirá en el tiempo.
Lo más destacable de la película es la propuesta de un Mark Wahlberg distinto al que estamos acostumbrados a ver. En este filme nos encontramos con un personaje bastante inocente, con tintes de estupidez, e inmaduro. Los diálogos con TED y con su novia, y la reconstrucción de algunos recuerdos y fantasías lo pintan a la claridad. Un gran acierto de la producción. A su vez, la escena de pelea entre TED y Mark es imperdible, excelentemente lograda.
Por otra parte, la compañera de Mark, Mila Kunis, no se destaca, salvo por su belleza y la voz de TED rompe, armoniosamente, con la esperada. La elección de Seth MacFarlane, como la voz del oso, le aporta la personalidad final y ayuda a la construcción de la imagen pervertida de TED.
Como decíamos, estos chistes que llevan la marca de MacFarlane tienen fecha de caducidad y restan en magnitud popular. Esto condena al filme a una simple sucesión de buenos momentos, con escenas muy graciosas y otras muy TEDiosas.