Ted

Crítica de Violeta Soto - Cinematografobia

DE LA SERIE AL CINE
Doble filo

El problema de una película como Ted no es sólo que haya un director sin conciencia ética con un discurso siempre dudoso entre “humor” y racismo e intolerancia. En realidad el problema es como se subestima al público dándole como única oferta en los complejos cinematográficos este tipo de comedia, normalizando la basura industrial sin la posibilidad de una contraoferta y otro estilo de películas. Esta comedia, con ambiciones de parecer ácida y moderna, sólo reproduce la ideología más simplista norteamericana.
Llegué al cine ya que tenía tres horas libres y estaba lejos de casa, muy cerca del shopping del Abasto. Pensé que sería divertido tomar la situación como un Oulipo o la teoría à la derive, (de los escritores D’ Abord o Pérec) recordando que hace más de dos años no iba al cine sin saber la cartelera ni los horarios....y esta podía ser una buena señal. Intenté relajarme, aceptarla sin prejuicios cuando ya se podía adivinar una introducción básica y poco prometedora.
La película parte con una narración en voz en off y omnisciente tipo Walt Disney (pero mal hecha) y cuenta, en resumen, como este osito (Ted) llegó a manos de un niño y como se juraron amistad, intentando generar una ternura forzada y burda. La fotografía nota un buen presupuesto: grúas, eiluminación nocturna, y la animación del osito (lamentablemente desperdiciada). En esta introducción se podía intuir una mala actuación y personajes binarios. Me dije paciencia, quizá me sorprendo mas adelante y sea entretenido. Quiero decir, cada uno de estos elementos bien tratados puede generar algo bueno, pero acá solo había la repetición de una formula sin inspiración, simple y cliché.

Mark Wahlberg y Ted, cuya voz es del mismísimo MacFarlane.

A medida que avanzaba la película empeoró; en ello veo dos razones: por un lado la película en si misma, desde el guión hasta la copia final, por otro el tema ético.
De la película en si podemos partir hablando de lo mas grave que es el tema del ritmo. No tiene continuidad, tenemos secuencias aisladas que no se unen con la siguiente, como si el director no hubiera podido ir mas allá del formato serie (creador de Family guy) acostumbrado a crear capítulos de 30 minutos y no de hora y media. Son pitchs separados, que son usados en el montaje solo como función narrativa, aunque no aporte ni diga nada a la película en general, sino solo tedio. Los actores dan vueltas alrededor de una escena sin contenido ni humor; una escena vacía, calculando segundos para tirar uno u otro diálogo pero todo superficialmente, sin compromiso, dejando extraños e inentendibles baches.
En relación al humor tenemos un osito poco carismático que solo piensa en fumar marihuana y hablar de pedos; a la tercera vez que se repite es totalmente aburrido. Por momentos la película intenta parecer intelectual citando por ejemplo a Pink Floyd o criticando el arte moderno sin decir nada interesante o constructivo al respecto, más bien enmascarando el humor burdo al que se somete.
La actuación al pensar el ritmo de una película, es pésima, ningún actor se cree que le habla a un osito, ninguno se cree la relación de pareja, es como si los actores -hablamos de actores porque hablar de personajes ya implica una idea de otro, de un nuevo ser encarnado en la cara de un actor- pensaran todo el tiempo qué están haciendo frente a una pantalla.

Ted y sus mujeres.

Todo esto podría aceptarse si no fuera porque hay un problema ético detrás, y para peor pareciera que nadie se diera cuenta (es cosa de oír las risas en la sala). Esta comedia tiene un doble filo, donde la segunda línea narrativa es muy compleja y demuestra una gran parte de las ideas intolerantes de la población norteamericana y su copia en el resto del mundo.
Por mas que el director intenta ir contra la moral típica yankie (haciendo que Ted se drogue o teniendo sexo en el supermercado), repite un modelo estándar, haciendo un humor básico y sin ironía: el protagonista tiene una prueba en su vida que lo hace crecer emocionalmente para casarse por la iglesia, donde la novia lleva un vestido blanco y al final dicen “fueron felices para siempre”.
Es una película que quiere hacer ver graciosa la cultura y la forma de ser de los pobres, de los chinos, de los judíos, siempre estando al limite de ser racista: un padre con un hijo obeso y un poco tonto que no tuvo la oportunidad de tener un “osito mágico” que no sabe como relacionarse con Ted, porque nunca le enseñaron. El padre pobre tambien le ofrece a Ted todo lo que tiene; unos ticket de comida de ferrocarril o vivir en su casa, y sin embargo Ted lo repele. También toma a los chinos en su chiste mas básico; en la fiesta en la casa de Ted rompen la pared del vecino, el chino aparece con un palo haciendo sonidos estilo pelea con ganas de pegarle al responsable, como un animalito brusco y básico. O cuando se ríe de los judíos con el tema del dinero.
Todos estos discursos intolerantes y básicos se pueden escuchar cotidianamente en nuestra vida: con un vecino, con un encargado de edificio, con el kioskero, con algún profesor, con alguna vieja facha en la calle. Pero cuando uno va al cine espera ver algo diferente, con ideas nuevas, algo vitalizante.
Si bien muchas películas logran reírse de algún tipo de cultura o sociedad, esta lo logra dudosamente, generando un humor disfrazado de básico pero consciente de la ideología transmitida (porque cada acto transmite ideología) o peor, no se da cuenta de su discurso. Una opción triste porque se invierte dinero y trabajo en obras que nos hacen retroceder como sociedad más que avanzar.