El último vuelo de un fenómeno del pop
El filme de Juan Manuel Jiménez tiene una mirada de fan y está pensado para aquellos que no estuvieron en sus últimos shows.
La cámara lenta deja ver a la larga fila de chicos y chicas que se amontonan en las puertas del Teatro Gran Rex para disfrutar del último show de TeenAngels en julio de 2012. Como si no se quisiera acabar, llega a su fin aquel ritual que se respetaba desde hacía más de un lustro.
Los preparativos en el backstage de Nicolás Riera, Peter Lanzani, Lali Espósito, Rochi Igarzábal y Gastón Dalmau comienzan a correr el telón de la intimidad de este grupo que editó seis álbumes de estudio y tres ediciones en vivo, además de unas cuantas giras internacionales. Furor joven.
El concierto posee una ágil edición, registrado desde varios puntos con cámara grúa incluida, y se intercala con entrevistas a los artistas, antecedidos con el tema de la pregunta en cuestión, un recurso que le quita algo de ritmo al relato. Por separado, el quinteto responde sobre el escenario del Gran Rex vacío y se profundiza el efecto tridimensional.
Lo que llama la atención de este musical (más que documental) es el rol que cumplen los fans en la película. Por un lado se les da cierta omnipresencia durante muchos tramos del show, a través de planos faciales que buscan plasmar -hasta el cansancio- cuánta emoción sienten por sus ídolos. Pero por el otro, existe una ausencia de sus seguidores en el registro oral: no hay una sola declaración de ellos a cámara sobre el grupo de sus sueños. Se percibe cierta distancia cinematográfica entre los ex Casi ángeles y su gente.
Las entrevistas al grupo toca temas como “El público”, “Ser mujer” o “Lo bueno y lo malo, la música y los miedos” donde Nico es -por varios cuerpos-, el que más se sale del libreto y le pone algo de pimienta y humor a las acartonadas y predecibles respuestas de sus compañeros. “Lo bueno es que no tuve que pagar más una entrada a un boliche”, contaba Riera sobre el plus de la fama.
Temas como Sale el sol, Nena (con la clásica galera incluida) y la emotiva Escaparé se reparten en el recorte del setlist. Las coreografías de Lali y Rochi (algunas bastante sensuales) se contrastan con el gran despliegue físico de Nico y el carisma de Gas. Y la lluvia de papelitos nunca desentona en estos popcumentales para chicos.
“A mí me decían que no podía cantar”, dice entre lágrimas Nico en las palabras de despedida del show. Los cinco están muy emocionados, bien cerca, es lo más lacrimógeno del filme. Pureza y pasión donde chocan las emociones. Una mayor cantidad de tomas desde el medio del público (se ven algunas, pero no son suficiente) le hubiese dado un mayor vértigo y calor a este registro correcto. Demasiado prolijo para un producto que nunca deber perder la frescura necesaria.