Telma, una señora de 74 años, decide, junto a su familia y amigas, buscar a un soldado de la Guerra de Malvinas después de 35 años de su último contacto. La particularidad de ese joven, ya convertido en hombre, es que intercambió cartas con su hija Lili, quien ese entonces tenía 15 años y le escribió para que no se sienta solo lejos de casa en un contexto tan adverso. Es así como el documental «Telma, el cine y el soldado» se encargará de acompañar a la protagonista durante la investigación para dar con el paradero de un desconocido que se transformó en parte de su vida.
La ópera prima de Brenda Taubin mezcla entrevistas con imágenes de la vida cotidiana de Telma, como salidas al cine, reuniones con amigas y almuerzos familiares; material de archivo sobre la Guerra de Malvinas, que aparece cada tanto para brindar un mejor contexto sobre la situación; y una grabación sobre el detrás de escena, para mostrar lo que significó ese soldado para toda la familia, que incluso 35 años después todavía resuena en su mente y alma.
Aunque tenemos una infinidad de películas sobre la Guerra de Malvinas, «Telma, el cine y el soldado» resulta original y camina un terreno desconocido, ya que aborda el tema de la guerra y la dictadura militar de forma periférica, centrándose más que nada en la conexión entre dos personas y los sentimientos que todo eso conlleva. Es una historia particular y única, pero que seguramente podrá ser universal. Deben haber existido muchos soldados y muchas Lilis ahí afuera que se conectaron de forma circunstancial pero que dejaron una huella para toda la vida.
A pesar de tratar un tema serio, triste y emotivo, la película en ningún momento abandona la frescura, la alegría y la gracia. No cae en golpes bajos, sino que nos acerca a la luminosidad y la celebración de la vida. Busca mostrar cómo en medio de una situación compleja había personas anónimas y desconocidas que querían aliviar el dolor y brindar apoyo y compañía a los jóvenes; como también lo que generó la respuesta del soldado en ellos.
Esto recae también en la forma de ser de su protagonista Telma, quien tiene un gran sentido del humor, carisma y es muy determinada en lo que hace. El acompañamiento de la familia, y sobre todo de sus amigas, suma mucho a la hora de llevar adelante la investigación y plasmar un ambiente risueño y sentimental.
La música le otorga cierta gracia al relato, como también un clima detectivesco que no se toma demasiado en serio lo que hacen. Si bien se le nota un poco los hilos y que está un poco guionado, se ve que la intención del documental era esa, no disimular el detrás de escena sino mostrar toda la construcción de manera transparente.
En síntesis, «Telma, el cine y el soldado» es un documental que habla sobre las conexiones intangibles a lo largo del tiempo y en lo que una persona desconocida puede significar para nuestra vida. Con un elenco protagónico carismático, un enfoque más centrado en la alegría y la luminosidad, la ópera prima de Taubin consigue sacarnos varias sonrisas y llegarnos al corazón.